Juan Carlos Zárate Lázaro. Consultor financiero.
En el ámbito de los negocios, la competencia en diversas áreas y segmentos ha marcado un fuerte territorio. El buen empresario o emprendedor no puede estar ajeno a lo que están haciendo sus principales competidores, pues el acceso a esa información le permite hacer los ajustes necesarios en cuanto a política de producción, comercialización y directriz de la compañía se refiere.
Solemos escuchar cuando directivos de empresas comerciales, industriales o de servicios muestran su enfado cuando sus competidores les arrebatan una porción de su cuota de mercado. Suelen quejarse porque la competencia les “escamotea” sus ideas, sus clientes, sus proveedores, y parte de sus volúmenes de ventas, como también a integrantes de su plantilla de personal, lo cual tiene un impacto directo en la gestión económica-financiera de las mismas.
Muchas veces pretendemos culpar a nuestros competidores por supuestas acciones desleales en contra nuestra y no hacemos un “mea culpa” del porqué pudieron haber acontecido. ¿Quién dice que no seas el responsable de ello por haberte quedado dormido “sobre los laureles”?
Son “lecciones de vida” que podrán ayudarnos a “despertar de nuestro letargo” y decir caramba, ¿qué es lo que pudimos haber hecho en forma incorrecta para que nos ocurra esto?
Es bueno que sepamos capitalizar los errores de forma positiva, constituyéndolos en una buena oportunidad para poder aprender, reaccionar y buscar las alternativas de hacer mejor todo aquello en lo que pudimos estar equivocados.
La competencia está y seguirá estando presente, pero es saludable tomarla por el lado positivo, ya que quiérase o no, nos hace crecer cualitativa y cuantitativamente. No temamos, pues siempre estará allí y cada vez con mayor fuerza. Y es que el mercado así lo exige.