Montada en su imponente motocicleta, con el cabello suelto, botas negras y una chaqueta como las que se ven en las películas, llegó puntual al encuentro para la entrevista, pautada para las 17:00 en la Costanera de Asunción.
Se la percibe como una mujer de carácter fuerte y audaz, con prioridades bien definidas. Ella afirma que su felicidad es plena desde una moto, puesto que todo se ve distinto, y “siente” el lugar por el cual transita. Su espléndida figura que se recorta en el horizonte recuerda al personaje creado por el célebre Robin Wood, cuando el príncipe Sacha Veblin decía que solo Dios es más grande que un cosaco, cuando este cabalga sobre su caballo. “Lo mío no es la velocidad, es sentir el viento y vencer mis miedos”, revela Gabriela Sánchez, socio gerente comercial/producción de la empresa Carimbos, referente en el rubro de sellos.
En efecto, ella es una mujer empresaria poco convencional. Su pasión son las motos al punto que ella misma engrasa las cadenas y calibra las cubiertas. En sus genes lleva la capacidad resolutiva de su padre y el instinto de emprender cosas nuevas. “Siempre hice algo para lo que no me sentía completamente lista. Creo que así es como uno crece. Cuando llega ese momento de ‘Wow, no estoy segura de si puedo hacerlo’ y consigues trascenderlo, entonces tienes un gran avance”, afirma.
Pura adrenalina. Gabriela comenta que su pasión por las motocicletas la heredó de Felipe Rubén Sánchez, su padre, con quien aprendió desde muy pequeña a dar sus primeros paseos en una minimoto cross.
Al principio y, como era de esperarse, tuvo varias caídas, pero con el tiempo estas ayudaron a que pudiera alcanzar la habilidad necesaria. Pruebas tras pruebas, así fue forjando su propio estilo, que hoy la expone imponente montada sobre su moto. De hecho, este aprendizaje lo lleva incorporado a su chip, pues de este modo enfrenta la vida nuestra protagonista.
Revela que, pese a que su padre trabajaba mucho tiempo en la oficina, el pequeño lapso que compartían lo disfrutaban al máximo. Salían en moto a pasear por la ciudad, a sentir la brisa en el rostro y a conocer sitios que nunca antes habían visitado.
“En casa somos tres hermanas, yo soy la del medio”, aclara. Agrega que cada vez que su padre compraba una motocicleta, la primera en probarla era ella, puesto que era la hija más apegada a él. “Como no tengo hermanos varones, yo era la que se enganchaba con todo lo que proponía él. Entonces, cada vez que teníamos una moto nueva, yo me subía y, por supuesto, era la que más se caía. Entonces, él me decía: levántate, que eso se cura. Y así volvíamos a andar”, recordó. Además, dijo que su primera moto se la había regalado su padre, la minimoto cross, luego la siguió una Honda DAX, pasando por el Buggy, lo que sería en la actualidad un UTV.
Una nueva generación trabajando. De adulta, y ya con la ausencia de don Felipe, las cosas cambiaron. Junto con sus hermanas se encargó del negocio y de las demás responsabilidades que conlleva mantener un hogar. Luego nacieron sus dos hijos y fue entonces cuando tuvo que priorizar otras cosas, por lo que se vio obligada a dejar de lado una de sus grandes pasiones: la moto.
Cuando logró la estabilidad, ya con casi 40 años, se compró una moto de enduro y con ella volvieron todos sus sueños y recuerdos de aquella infancia tan feliz. “Hacer enduro es un desafío único porque te enfrentás a tus propios miedos. Cuando subo a la moto me siento poderosa y más porque se trata de una moto tipo cross, con suspensiones modificadas y luces. Esta moto sirve para andar en tierra, atravesar sobre piedras, subirlas y pasar los obstáculos”, explica y señala que ha tenido varios accidentes, como uno en que ocurrió en la pista de motocross de Luque, cuando se le cayó encima una moto, lo que terminó rompiéndole la clavícula. Aun así, sigue siendo una fanática de las dos ruedas.
Libertad. Gabriela va en moto a la oficina, incluso cierra negocios montada en una de sus 2 motocicletas. Tiene una para cada día y ocasión. “Este estilo que tengo de andar en moto por la ciudad me hace ver que yo tomo la decisión de hacer todos los días lo que me agrada. Me gusta mucho imitar a mi padre, pero a diferencia suya yo apuesto por dividir mis tiempos en partes iguales con la familia, la empresa y la recreación”, comenta esbozando una leve sonrisa que deja ver a una mujer realizada personal y profesionalmente.
Determinante, firme en sus decisiones y con un estilo de liderazgo particular, Gabriela recuerda la vez que cerró negocio a bordo de una moto. “Fui hasta la casa de una persona y vi en su garaje una Ducati caño 99 y quedé encantada con ella. Comenzamos a conversar sobre la moto y de lo mucho que me gustan porque para mí una Ducati representa elegancia italiana, potencia y libertad”, explicó.
Al percatarse de la pasión con la que hablaba, su interlocutor la invitó a dar una vuelta en la moto y hasta le dijo que podía llevársela. El ofrecimiento sorprendió a Gabriela y entonces atinó a ofrecerle sus productos como un intercambio. Como el negocio era más que interesante, pronto sellaron alianza y desde ese día continúa siendo un fiel cliente de la casa.
Así como fue posible esta negociación a bordo de una Ducati, también lo son la integración entre empresarios ducateros. “El grupo de ducatistas es exitoso, abierto para conversaciones tanto empresariales como de motores. Gracias a Ducati tengo nuevos amigos con motos poderosas y bellas”, recalcó.
Diversificación. Siguiendo los consejos de su padre, Gabriela aprendió a diversificar sus propuestas empresariales. “Papá decía que si no te iba bien en un negocio había que dejarlo de lado y crear otros”, revela. Es por ello que hoy la empresa cuenta con innumerables productos adaptados a las necesidades de los clientes.
El 2019 fue un año marcado por la recesión económica para muchas empresas paraguayas, sin embargo, a Carimbos le fue bien. Si bien tuvieron una disminución en ventas, no fue exponencial como sí sucedió con otras empresas cuyas ventas cayeron incluso un 40%.
La empresaria confiesa que siempre soñó con tener una compañía que diera trabajo a muchas personas. De hecho, aspira a desarrollar el ingenio que tenía don Felipe y trabaja en ello. Posiblemente, pronto se cumpla este deseo y más paraguayos encuentren en la familia Sánchez Bazas una fuente de empleo.
Honrar los compromisos. Carimbos tiene 53 años de vida empresarial y una regla de oro de la empresa familiar es honrar sus compromisos. Por eso, son los primeros en estar al día con sus impuestos, pagos a proveedores y con el plantel de colaboradores que trabaja en sus cuatro sucursales.
Carimbos da empleo a unas 40 personas, tiene 50 distribuidores en el interior y en la parte de clisería llegan a 40 las firmas de impresoras a las cuales proveen insumos. “Lo que ofrecemos en la parte de clisería y sellos es lo más nuevo que hay en el mundo. Yo tengo la misma máquina para hacer clisés digitales que tienen en Inglaterra, EEUU, Argentina y Brasil”, sostiene con orgullo la empresaria y dice que son capaces de entregar un producto, en este caso un sello a láser, en 15 minutos.

Las hermanas Sánchez hacen un excelente trabajo. Cada una se encarga de una tarea específica y como tal todas respetan los roles que desempeñan las demás, pues solo así consiguen la armonía necesaria para llevar adelante la empresa familiar. Claudia se encuentra en la administración general e importaciones y Natalia en el área de Tesorería. Se juntan en caso de que haya que tomar decisiones trascendentales.
Mandos medios comprometidos. Esta fue la fórmula que les permitió alcanzar el éxito y el equilibrio entre el tiempo dedicado al trabajo, a la familia y a lo que les apasiona.
Y es que los clientes saben que cuando necesitan sellos, Carimbos Ind. y Com. S.R.L. los tiene todos. Sellos para oficina y personales, fechadores, numeradores, foliadores, tintas, almohadillas.
“Hacemos clisés flexográficos para impresiones sobre bolsas de papel, plástico, cartón, papel envoltorio, vasos plásticos, baldes, big-bag, bolsas de rafia. Tenemos la última tecnología, ofreciendo a la industria paraguaya calidad a nivel internacional”, aseguró.
Agregó que si alguien necesita packaging para sus productos alimenticios; arroz, fideos, carnes, azúcar, carbón, servilletas, etiquetas adhesivas, también tienen clisés para cada necesidad. “Cuidamos su imagen, sus colores y en conjunto con las firmas impresoras, logramos el objetivo de presentar su producto con una excelente imagen para que el consumidor lo reconozca y elija siempre”, explicó y aclaró que la materia prima la traen de EEUU, Japón, Austria y Bélgica.
Próximas metas. Mantener la compañía en el tiempo, hacer crecer la empresa que sus padres crearon desde cero hace 53 años y seguir dando trabajo digno a muchas familias, incluyendo a sus propios hijos, forma parte de sus principales prioridades.
A estas se suma el deseo de viajar, próximamente, en moto por toda Europa. Y de aquí a 30 años, seguir “quemando kilómetros” por estas latitudes. Así es como se ve Gabriela en un futuro no tan lejano.