Por: @angelopalacios.
“Nada más enfermo que el corazón del hombre, ¿quién lo entenderá?”, crédito de esta frase es para el “Gurú Financiero” de nombre Jeremías de Hilcías. 600 a.C De mi parte, para completar esta introducción agregaría yo que el corazón se pone aún más gravemente enfermo en estas épocas de fiestas de fin de año. Durante mucho tiempo, la ciencia económica partía del supuesto de que el ser humano es un ser totalmente “racional” y que sus decisiones de compra están basadas en un análisis lógico. Sin embargo, de esta forma de analizar la economía se ríen los expertos en marketing, los comerciantes y las entidades financieras que realizan promos de fin de año. El Psicólogo Adler (Austria, 1900) ya advertía que está ok “Seguir tu corazón”, pero recomendaba fuertemente “Llevar contigo a tu cerebro”.
En el año 2017, el Premio Nobel de Economía fue otorgado al Sr. R.Thaler de la Universidad de Chicago por sus estudios sobre la “Economía del Comportamiento Humano” en el cual explica y demuestra que las decisiones humanas no son siempre racionales, sino que tienen un fuerte componente de sicología. En otras palabras, está demostrado que las emociones marcan gran parte de lo que pensamos, y luego la forma en que pensamos direcciona la forma en que gastamos. En una charla brindada hace poco por Sr. N. Medina, él mismo explicaba muy bien las necesidades muy fuertes de comprar que tienen muchas personas con grandes carencias afectivas que buscan a través de ellas ganarse el afecto o “mimarse” con compras financiadas por encima de su real capacidad de pago. Atajarse aquí es dificilísimo, en particular si uno tiene “líneas de crédito preaprobadas”, o “tarjetas de crédito con límite disponible”, sean estas en empresas de crédito, casas de electrodomésticos, casas de automóviles y motocicletas, o entidades financieras reguladas por el BCP.
La Educación del Corazón, es el cimiento de la Educación Financiera. De nada nos sirve saber la diferencia que existe entre banco, financiera y cooperativa, o como se calculan las tasas de interés de la tarjeta de crédito, si desde lo más profundo de nuestro ser no podemos parar de gastar por encima de nuestras posibilidades. Esta Educación del Corazón, no pasa por “clases” a los niños en primaria (que sí ayudan bastante) ni por “charlas” de los padres a sus hijos (que definitivamente también ayudan), porque lo fundamental pasa por el “ejemplo” recibido en la casa, en la elección e influencia de los amigos/as. En otras palabras, la forma en que nuestro corazón aprendió a ser aceptado, ya sea en la infancia, la adolescencia y hasta hoy en el ambiente en el cual nos movemos.
Los seres humanos somos seres sociales y naturalmente tendemos a comparamos con nuestro grupo de mayor influencia y a seguir lo mal aprendido para paliar nuestras carencias. No está mal regalar o autoregalarse, siempre y cuando no nos estemos sobreendeudando.
Un corazón se educa, aunque suene “fuera de moda”, cuando se siente amado o aceptado por lo que uno íntimamente es, y no solamente cuando se logra dar la talla para un determinado grupo, o haber experimentado que la única forma de ser aceptado es teniendo o regalando cosas. Las compras innecesarias son definitivamente un falso sustituto para llenar estas carencias. El amor es la principal necesidad humana y paradójicamente el amor auténtico es gratis. Debemos siempre trabajar desde el ámbito que nos toque, en fortalecer y ayudar a las familias y a las personas solas, en esforzarnos hasta el último en formar o refortalecer las raíces, educando así el corazón y reconectando principalmente con nuestra raíz espiritual. Retomemos este diciembre el verdadero significado de la Navidad. Es una cuestión de vida o deuda.