Por Ariel Insaurralde Alviso
Insertar la transferencia tecnológica a la agenda nacional a fin de aumentar la productividad y competitividad es un tema impostergable
Vivimos en plena “Cuarta Revolución Industrial”, en la era de la Inteligencia Artificial, del Big Data, de la Automatización, la Robótica, del Blockchain, la Nanotecnología, del Internet de las Cosas o IoT y de otras tecnologías que son los insumos de nuestro actual sistema social y económico. Por lo tanto, si queremos sobrevivir en este ecosistema tecnológico y avanzar al ritmo en que se mueve este nuevo mundo, debemos dar de una vez por todas un “salto productivo”, adoptar nuevas tecnologías y sumarnos a los países que han visto como única opción de supervivencia la creación y el fortalecimiento de un verdadero ecosistema de innovación.
Las apuestas hechas en países como Israel, Corea del Sur, Singapur y Taiwán en investigación, desarrollo e innovación ha dado resultados dignos de imitar, de manera tal que han cambiado la matriz económica de estos países y han generado un retorno de la inversión que se traduce en un estado de bienestar para sus habitantes.
En tiempos de recesión económica, falta de políticas y planes de incentivo para generar un ecosistema de innovación, es momento de “tomar el toro por las astas”, de optimizar la inversión en Ciencia, Tecnología e Innovación, priorizar la inversión buscando ampliar y explorar el conocimiento para lograr soluciones a problemas reales. De la misma manera, se deben generar unidades de articulación de negocios y de comercialización que puedan transferir formalmente el conocimiento generado en las universidades al sector socio-productivo, a fin de cerrar el círculo de la inversión con el correspondiente retorno de lo invertido. Debe existir un enfoque más claro a fin de encontrar un puente más directo entre las investigaciones científicas y los productos que generen impacto. Este tipo de medidas han logrado enriquecer y diversificar la economía de países en desarrollo con excelentes resultados. En los países anglosajones las universidades transfieren su tecnología con contratos de comercialización, donde más del 50% de las patentes solicitadas son provenientes de universidades, mientras que en países como el nuestro son casi nulas.
Las unidas capaces de vincular y funcionar como articulador entre los productos generados a través de investigaciones científicas y el sector socio-productivo son las llamadas unidades de transferencia tecnológica, aunque tienen diversos nombres en distintos países; en América Latina son las Oficinas de Transferencia Tecnológica (OTT), las Oficinas de Transferencia de Tecnologías y Resultados de Investigación (OTRI) u Oficinas de Transferencia y Licenciamiento (OTL), entre otras denominaciones.
Estas estructuras dentro de la academia poseen importancia clave en las política y planes de Ciencia y Tecnología, acentuándose su rol en las mejores universidades del mundo en donde gestionan los procesos de transferencia tecnológica por medio del licenciamiento, cesión o creación de Spin-Off a partir del capital intelectual de la Universidad, buscando beneficios a fin de compensar la significativa inversión en investigaciones. Los ejemplos más exitosos de estas estructuras son YISSUM de la Universidad Hebraica de Israel, ISIS Innovation de la Universidad de OXFORT, Cambridge Enterprise de la Universidad de Cambridge, así mismo Stanford y el MIT son ejemplos mundiales de efectividad de sus procesos de Transferencia Tecnológica.
Hay que entender que un ecosistema de innovación posee una lógica distinta a la que estamos acostumbrados. La innovación requiere de una funcionalidad de conjunto, de un esquema de cooperación a fin de que toda la plataforma gane, básicamente es un pacto Win-Win, en donde al final todos ganan. La necesidad de asumir este tipo de estrategias en países como el nuestro es crucial, debido a la escasa población y a nuestro reducido PIB.
¿Pero qué es la transferencia tecnológica?
En términos estrictos la transferencia tecnológica es un término utilizado para describir una transferencia formal de los derechos de uso y comercialización de nuevos descubrimientos e innovaciones resultantes de investigaciones científicas, por otra parte, en términos simples las universidades naturalmente transfieren tecnologías a la industria para desarrollo comercial, a través de “disclosure de innovaciones”, patentando productos o procesos provenientes de resultados de investigación, simultáneamente a las publicaciones de artículos científicos y al licenciamiento de los derechos de innovaciones generadas.
La transferencia formal e informal
Todavía hay mucha confusión acerca de lo que es y lo que no es transferencia tecnológica, ya que la transferencia tecnológica requiere, estrictamente hablando una transferencia formal, de los derechos de uso del know-How que se genere.
Unidades de Transferencia Tecnológica de gran éxito mundial
Isis Innovation Limited: Es la empresa de la Universidad de Oxford que gestiona la transferencia tecnológica y el capital intelectual de la institución, maximizando los beneficios sociales y económicos para el mundo empresarial.
ISIS Innovation recibe aproximadamente 2 millones de libras anuales de Oxford pero el retorno es de 5,6 millones.
Sus números son envidiables, entre 2012 y 2013, su facturación fue de 11,5 millones de libras, se crearon 10 nuevas empresas, 105 solicitudes de patentes, 95 acuerdos de licencia, 297 contratos de servicios de consultoría.
Yissum Technology Transfer Company of the Hebrew University: Es la empresa de la Universidad Hebrea de Jerusalén encargada de comercializar la oferta de los resultados científicos generados de la investigación en productos útiles para el mercado.
Ha registrado alrededor de 10.000 patentes, 3000 inventos; licenciando 950 tecnologías y creando más de 150 spin-offs desde 1964.
Uno de los puntos clave es el “reparto de beneficios derivados de las investigaciones”. Así, los ingresos por licencias se distribuyen de la siguiente manera: entre todos los inventores (40%), los laboratorios (20%) y la Universidad (40%).
Massachussetts Technology Institute (MIT): posee un modelo de innovación abierta a empresas, países, intercambio de estudiantes e investigadores.
“En conclusión, la transferencia tecnológica no es una simple opción es el único camino hacia el desarrollo”.