Marcelo Berenstein
El académico inglés Richard Wiseman, es un investigador de la conducta humana que ha dedicado diez años a investigar el Factor Suerte. Conocé cuánto de azar y cuánto de actitud hay detrás de cada éxito.
Ahora que Internet pulverizó las fronteras, en Occidente vamos incorporando conceptos propios de Oriente, como ejemplo el “karma”. Se utiliza este término para cualquier cosa, especialmente para justificar las cosas negativas que nos suceden.
En el universo de los negocios, hay emprendedores que parecen convertir en oro lo que tocan y otros que parecen hacer bien los deberes pero el resultado final es, generalmente, una desilusión. Muchos podrían pensar que unos y otros están signados por su karma pero en realidad, la buena suerte no es únicamente una cuestión de azar sino también de factores ligados a nuestra actitud.
Les recomiendo que lean al académico inglés Richard Wiseman, un investigador de la conducta humana que ha dedicado diez años a investigar el Factor Suerte. Para Wiseman, solo el 10% de lo que nos sucede es azar mientras que el 90% es consecuencia de nuestra forma de pensar.
Para llegar a esta conclusión, estudió a dos grupos de personas: las que se consideraban afortunadas y las que se consideraban desafortunadas. La conclusión de Wiseman es que existen tres factores para explicar por qué las cosas buenas siempre pasan a las mismas personas.
1. Siguen sus corazonadas
La determinación para seguir nuestra intuición es la primera clave de la buena suerte. Para la mayoría es una capacidad muy difícil de desarrollar porque desde pequeños nos enseñan a “jugar a lo seguro”, y en busca de esta seguridad callamos la voz de nuestro corazón. Las personas con “buena suerte” siguen sus corazonadas, mientras los desafortunados hacen a un lado su propia intuición y luego se arrepienten de las decisiones que toman.
2. Perseveran a pesar de los fracasos
Una persona con buena suerte sigue perseverando a pesar de los fracasos. Esta clase de gente suele reponerse del traspié multiplicando el optimismo y están convencidos que lo mejor está por venir.
3. Convierten la mala suerte en buena
Wiseman revela que el tercer factor es una capacidad que los psicólogos definen como “mentalidad de inversión”. Se trata de un mecanismo por el cual imaginan al instante que las cosas podrían haber sido mucho peores, y que afortunadamente no lo son.
Con esto no afirmo que el éxito depende únicamente de esta mentalidad pero ayuda, y mucho. Miedo, temor, dudas, inseguridades, son todos conspiradores del suceso; por el contrario, el optimismo es un aliado…
Si vas a emprender, ¿a quién elegirías como socio? ¿Al conspirador o al constructor?
Yo tomé mi decisión, ¿vos?