Ángelo Palacios
Twitter: @angelopalacios
Para entender algo tan complejo usaremos una comparación muy sencilla: La Economía Argentina y una Familia. Desde un punto de vista estrictamente económico, los Padres de Familia tienen la misión de inculcar a sus hijos las virtudes del trabajo, el esfuerzo, la templanza y saber esperar. Sabiendo que no siempre estarán ellos para proveerles. Aunque existiere alguna herencia probable, esta también tiende a acabarse fácilmente por enfermedades serias o algún imprevisto, salvo excepciones. Así los hijos son inculcados en generar nueva “riqueza” para su propio sustento, trabajando en cualquiera de los sectores que brindan ocupación (agro, ganadería, industrias, comercios, o servicios). Columna inspirada por mi hermano en un café de Asunción.
En Argentina, desde hace más de medio siglo, se inició un proceso peligroso que fue creciendo cada década, como lo indica una nota reciente en el Diario Wall Street Journal https://www.wsj.com/articles/argentine-government-imposes-capital-controls-11567370723. En este proceso, siguiendo el ejemplo de una Familia, algunos “hijos” que fueron creciendo en cantidad, fueron acostumbrándose a vivir sin necesidad de trabajar todo lo que realmente podían (excepción permitida a aquellos miembros de familia que tienen claramente menos capacidades y deben ser apoyados). De este modo, la herencia o riqueza de Argentina ha ido disminuyendo por falta de suficiente trabajo/producción que acompañe el nivel de lo que gastan. Así, la mayoría de los hijos que pudiendo producir más no lo hacen, han querido seguir históricamente con sus privilegios, utilizando naturalmente el fruto del trabajo de los demás hijos que si aprendieron la lección del trabajo y que pagan sus impuestos https://www.lanacion.com.ar/economia/crisis-para-wall-street-journal-la-argentina-nid2291169/amp,
Este proceso ha ido creciendo porque los “padres de familia de turno”, en lugar de poner límites a los excesos de sus hijos gastadores que no producen y viven por encima de sus capacidades, prefirieron siempre tomar préstamos de bancos –deuda externa- http://www.iade.org.ar/noticias/historia-de-la-deuda-externa-argentina o imprimir billetes en forma irreal, tomando como ejemplo la inflación del gobierno de R. Alfonsín, https://www.pagina12.com.ar/40028-el-ano-caotico. Todo esto para seguir dando el gusto a la ya multitud de hijos que tomaron la costumbre de vivir a otro nivel, “evitando así conflictos familiares” (pérdida de votos en las próximas elecciones). Estos hijos que fueron creciendo en cantidad son quienes han estado decidiendo periódicamente quién será el “próximo Jefe de Familia”. En algunos casos han “castigado” al “Padre/Madre” anterior, acusándolos de robo o haberse aprovechado de su posición de poder, pero finalmente se los vuelve a perdonar con tal que los privilegios vuelvan.
Cuando estos “Padres Malcriadores” vuelven, estos echarán la culpa al gobierno anterior (el Padre “malo” que propuso hacer ajustes de cinturón y a los Bancos “malos” que no perdonan la deuda y por culpa de quienes están pasando nuevamente “hambre” –pérdida de privilegios-. Algo similar ya lo hicieron hace no muchos años el ex presidente N. Kirschner, y su entonces jefe de gabinete: Alberto Fernández, uno de los actuales candidatos a la Presidencia de la Nación. https://www.clarin.com/ediciones-anteriores/kirchner-ratifico-quita-75_0_rkb-U_RkRKx.html. La historia muestra que este círculo vicioso tiende a repetirse, y que aquellos “Padres de Familia” que intentaron hacer entender que todos los hijos deben trabajar o que toda la familia debe ajustarse, fueron desplazados del rol, ya sea por fuertes reclamos sociales de los “hijos”, o por elecciones en la que “adoptaron de nuevo a un Padre complaciente”.
En este tiempo se ha gestado una generación mayoritaria que se ha acostumbrado al modelo. Es una situación muy seria que no terminará bien. Alguien pagará siempre la cuenta y generalmente suelen ser: a) Los que confiaron en que la familia se reformaría, trabajaría y pagaría -bancos y tenedores de deuda argentina-, b) Los hijos trabajadores que pagarán más impuestos -mientras puedan seguir produciendo, porque esto tiene un límite, c) Todos los hijos, incluyendo los que votaron al “nuevo Papá malcriador” porque todos sufrirán la inflación. La historia de toda familia que vive por encima de sus posibilidades siempre termina en demandas, embargos, pérdida de casas y pérdida de crédito bancario. Solo que estamos hablando de una familia numerosa: cerca de 50 millones de hijos, donde la mayoría ha indicado que preferiría volver a un Papá que los consienta. Al tratarse de todo un país, la escala es mayor y si los 3 puntos anteriores no alcanzan para “pagar la cuenta”, lamentablemente se pueden llegar a límites como en otro país de América Latina que no quisiera ni nombrar. Ojalá estemos todos equivocados y encuentren una solución.