Posicionar a la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD) al mismo nivel que las bancas de desarrollo de segundo piso de la región, convirtiéndola en un aliado más poderoso para el desarrollo económico y social del Paraguay, es el nuevo objetivo que persigue José Maciel, presidente de la AFD. En entrevista con Revista FOCO revela algunos de los detalles en torno a la propuesta de modificación de la carta orgánica de la institución y los planes a futuro.
¿Cómo impactó la creación de la AFD en el plan de desarrollo del país?
La AFD nació en el 2005 con la reforma de banca pública, de la fusión de tres entidades que actuaban como bancas de segundo piso: el Fondo de Desarrollo Campesino, el Fondo de Desarrollo Industrial y la Unidad Técnica Ejecutora de Programas, que administraba un crédito del BID para el desarrollo de las microfinanzas en Paraguay.
En cuanto al impacto de la AFD para el sistema financiero, éste reside en la extensión de los plazos de créditos otorgados. Cuando la institución empezó a operar –en el 2006– la participación de los créditos con plazo mayor a 3 años dentro del total de créditos concedidos por el sistema financiero nacional era del 9%, lo que quiere decir que el mercado era muy cortoplacista. Hoy día, esa proporción cambió. Los créditos con plazos mayores a 3 años representan el 44% del total de la cartera del sistema. Por supuesto, esto no hubiese sido posible sin el mejoramiento de las condiciones macroeconómicas del país que se ha verificado en el mismo periodo, lo cual ha favorecido la inversión. Hoy día la gente, las empresas y las entidades financieras ya están pensando en el largo plazo. Puedo afirmar que pudimos convencerlos, estimulando la concesión de créditos a largo plazo. Ya no es sorpresa encontrar financiamiento de proyectos de inversión a 10 o 12 años. En el caso de préstamos para viviendas, los plazos llegan hasta 30 años.
Hoy estamos presentes en todos los sectores económicos del país, incluso en el de la educación, comprometidos con el objetivo de desarrollar el mercado.
¿Qué posición ocupa la AFD dentro del sistema financiero?
Nuestra participación dentro de la cartera total del sistema financiero es del 5,6%, lo que representa un monto aproximado de G. 4,94 billones a junio del 2019. Si excluimos los créditos de corto plazo, segmento en el que la AFD no opera, nuestra participación asciende a cerca del 12% del total de la cartera. Asimismo, dentro del segmento de viviendas aproximadamente el 50% de la cartera del sistema se fondea con recursos de la AFD.
¿Con cuántas entidades financieras trabajan?
Trabajamos con un total de 35 entidades, integradas por 14 bancos, 6 financieras, 9 cooperativas de ahorro y crédito y 6 cooperativas de producción. Entre estas entidades se incluyen a entidades del Estado, como el Banco Nacional de Fomento y el Fondo Ganadero. Intentamos cubrir todo el territorio nacional y siempre estamos incorporando nuevas instituciones financieras intermediarias (IFIs). Ahora mismo tenemos unas 8 cooperativas que están en estudio y evaluación para ver si califican para operar como IFIs.
En cuanto a la cartera de la AFD ¿a cuánto asciende y cómo se distribuye?
El total de cartera es equivalente a USD 820 millones aproximadamente. Si nos medimos en tamaño con el sistema financiero nos ubicamos en el noveno lugar. Nuestro patrimonio está en el orden de los USD 240 millones (equivalente de G. 1,45 billones) que también es muy importante, y nos ubica en quinto lugar dentro del sistema.
En cuanto a la distribución por productos, los de mayor salida son los destinados a viviendas con un 39% de participación, seguido por el segmento agrícola-ganadero con un 22%, el de servicios con un 12%, el industrial en un 12%, el comercial en un 6% y el porcentaje restante se distribuye entre los sectores de construcción, microempresas, educación y otros. En cuanto a la moneda, el 80% de los créditos otorgados son en guaraníes y el 20% en dólares.
Teniendo en cuenta que la vivienda es un déficit importante en el país ¿cómo evaluarían el impacto en este segmento?
A la fecha, con nuestros recursos se han financiado unas 16.000 viviendas, y a plazos que pueden ir hasta 20 años con garantía hipotecaria y 30 años con garantía fiduciaria. También es importante destacar que las entidades del sistema ya cuentan con un porcentaje considerable de financiamiento de viviendas fondeadas con sus propios recursos, ya que las mismas han adquirido el know-how para trabajar con este sector, lo cual es una externalidad positiva, ya que en principio casi todos los recursos provenían de la AFD. En este escenario, otro producto que lanzaremos en breve se enfocará en financiar a los desarrolladores inmobiliarios. El boom inmobiliario de estos últimos años ha posibilitado ganar experiencia en un mercado antes ignorado y hoy día los desarrolladores buscan construir viviendas destinadas al segmento de la clase media y media baja. Esto justifica nuestro apoyo en la canalización de recursos para la construcción de edificios de apartamentos que tengan las condiciones que respondan a nuestros criterios.
El producto de mayor impacto y salida desde que nació la AFD es “Mi Casa”, destinado a financiación de la vivienda, ya que se trata de una inversión importante que requiere de una visión a largo plazo. Con este préstamo se puede financiar la adquisición, construcción, refacción o ampliación de la vivienda. Actualmente el monto máximo para este producto es de G. 1.000 millones. Desde el 2015 contamos con el producto denominado “Primera Vivienda”, que permite la financiación de viviendas a personas de ingresos medios que aún no posean una. En este caso, los montos y tasas de interés varían dependiendo del ingreso de la persona o grupo familiar, pudiendo financiarse hasta el 100% del valor de una vivienda de hasta G. 440 millones a una tasa final de 9,5%.
La colocación de “Primera Vivienda” en estos cuatro años de su implementación ha sido creciente y exitosa, respondiendo a un mercado inmobiliario cada vez más dinámico que está ofreciendo viviendas a precios accesibles para este segmento de la población. Hoy día se ofrecen viviendas que están en el orden de G. 200 a 300 millones, con cuotas entre ₲ 1.500.000 y G. 2.500.000. Básicamente, la idea es que la persona interesada reemplace el alquiler de su casa por la cuota de su propia vivienda.
¿Qué otros productos se encuentran disponibles?
Para el sector agrícola, ganadero e industrial contamos con las líneas de crédito de: 1) Procrecer, para financiar inversiones de gran tamaño, 2) Procampo, destinado para el sector ganadero tanto para infraestructura como para compra de animales, 3) Fimagro, para la compra de maquinarias agrícolas, 4) Proregadío, para sistemas de regadío, 5) ProInfra, para compra de maquinarias viales a fin de apoyar obras de infraestructura, 6) Proforestal, para plantaciones forestales, tanto para cultivo de árboles que producen madera como para la producción de leña-biomasa.
Para el sector empresarial contamos con los productos Mi Crédito y Propymes. Mi Crédito va destinado a microempresas, preferentemente para financiamiento de capital operativo con un plazo máximo de tres años. Propymes apunta a la pequeña y mediana empresa, segmento para el cual también se cuenta con el respaldo del Fondo de Garantía para las Mipymes. Este es un segmento al cual procuramos brindar un fuerte apoyo, ya que es una fuente importante de generación de empleo y que no está siendo atendido como corresponde. Para ello, estamos trabajando con las entidades financieras y los gremios del sector para promocionar su uso y para ver qué condiciones podemos incorporar a este producto para que tenga una mayor salida, aunque finalmente nuestro esfuerzo se ve supeditado al apetito de riesgo de la entidad financiera para trabajar con el sector.
También disponemos del producto Proeduc para financiar la educación terciaria o de posgrado, ya sean maestrías, doctorados o especializaciones a cursar en el país o en el extranjero. Tiene un plazo de hasta 10,5 años, con hasta 2,5 años de gracia y un monto máximo de financiación de USD 90.000. De esta manera apoyamos a la formación del capital humano que consideramos es fundamental para que el país se desarrolle.
Asimismo, se han lanzado productos medida, de acuerdo a las necesidades coyunturales por las que atraviesa el país o algunos sectores, pudiendo ser de carácter temporal o de duración indefinida. Recientemente lanzamos un producto financiero al que denominamos “Renegociación Agropecuaria”, destinado al sector agrícola-ganadero que fue afectado por los efectos climáticos desfavorables y por la caída de los precios de los commodities, acompañando las medidas de flexibilización macroprudencial adoptadas por el Banco Central del Paraguay para dar un alivio financiero al sector. La AFD puso G. 600.000 millones a disposición de las IFIs, vigente hasta diciembre del 2019.
Por otra parte, también quisiera mencionar al Fondo de Garantía administrado por la AFD, al que llamamos FOGAPY, que puede garantizar hasta el 70% del crédito, para cubrir el riesgo de aquellas micro, pequeñas y medianas empresas que no tengan suficientes garantías a satisfacción de la IFI para obtener un crédito. A la fecha contamos con 15 créditos afianzados, cantidad aún insuficiente para nuestras expectativas. Estamos haciendo campañas de promoción con las IFIs y esperamos que una vez que estén más familiarizadas con el producto, la colocación sea mucho mayor.
Se habla de una versión 2.0 de AFD, ¿en qué consistirá esta propuesta?
El año de nuestro décimo aniversario, en el 2015, hemos realizado un seminario internacional en el cual se puso de relieve el importante rol que la banca de segundo piso ha tenido en el crecimiento sostenido del país y que se debía pensar en un futuro donde la AFD pueda tener una participación aún mayor en todo lo relacionado con el desarrollo del Paraguay. Ahora queremos dar ese salto con la propuesta de la modificación de nuestra carta orgánica, que nos permita adecuarnos a las mejores prácticas que tienen los bancos de desarrollo de la región y que apuntan a dotar a la institución de una mayor flexibilidad para un trato más ágil y eficiente con sus intermediarias, así como para darle nuevos roles que le permitan ingresar a nuevos nichos de mercado. Queremos que la AFD sea una herramienta más efectiva para acompañar los planes del Gobierno en la inversión de obras de infraestructura. La propuesta de modificación apunta a que la Agencia pueda intervenir en el diseño, la estructuración, la implementación y el financiamiento de grandes obras a través de Alianzas Público Privadas (APP).
También vemos una necesidad de mayor apoyo a los nuevos emprendimientos, las startups. Para ello, necesitamos crear Fondos de Riesgo que participen en el financiamiento de estas startups, especialmente de aquellas que ya están algo afianzadas y necesiten capital para expandirse.
Por otro lado, hoy no podemos intervenir en el financiamiento directo ni indirecto de las entidades del sector público. Con la nueva propuesta queremos que la AFD pueda tener la capacidad de apoyar a las entidades subnacionales, tales como municipios y gobernaciones, siempre canalizando recursos a través de las entidades financieras intermediarias, para que las mismas puedan financiar obras de infraestructura necesarias para el desarrollo de sus comunidades, tales como sistemas de alcantarillado, alumbrado público, líneas de transmisión eléctrica, etc.
Igualmente, queremos dotar de mayor flexibilidad a la constitución de fideicomisos, a fin de que esta herramienta pueda utilizarse para financiamiento de obras de infraestructura a través de mecanismos tipo Project Finance o APP. Hoy nuestra carta orgánica establece que solamente podemos construir fideicomisos relacionados a nuestro objeto social, lo cual restringe mucho su uso, cuando en realidad puede ser una herramienta muy útil para apoyar el desarrollo de las obras de infraestructura tan necesarias para el país. Al crear un fideicomiso, aislamos una parte de nuestro capital y lo constituimos en un patrimonio autónomo, asegurando de esa manera su uso para un fin específico y aislando el riesgo para la AFD.
¿La AFD ya se está preparando para afrontar estos cambios?
Somos conscientes que habrá mucha más exigencia. Nos estamos preparando y capacitando para trabajar en todos los puntos mencionados. La AFD ya integra un grupo de trabajo que reúne a bancos de desarrollo de la región que realizan operaciones de APP y contamos con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo que nos acerca a las entidades que trabajan de la manera planteada para adquirir el know-how necesario.
¿Para cuándo esperan recibir retorno por parte de las autoridades?
La propuesta fue presentada a finales del año pasado ante el Ministerio de Hacienda, empezamos discusiones y talleres con ellos, y esperamos que en las próximas semanas se remita al Congreso para su tratamiento y aprobación.
¿Qué representó para la AFD obtener buenas calificaciones de riesgo?
Desde el 2018 tenemos las calificaciones de dos firmas internacionales reconocidas en el ámbito financiero. Moodys nos calificó con Ba1, a un escalón del grado de inversión y Standard and Poor’s nos ha otorgado la nota BB, a dos escalones del grado de inversión. Estas calificaciones son las mismas obtenidas por Paraguay, y nos aclararon que ese es nuestro techo, ya que no podemos recibir una nota mayor que el soberano. La única posibilidad de aumentar la calificación es si la nota del país sube, asumiendo que la AFD sigue manteniendo una buena gestión.
Las calificaciones son importantes para nosotros porque nos estamos preparando para salir a los mercados internacionales para solicitar recursos en el caso que se necesite de fondeo adicional. Hoy contamos con fondos de las multilaterales y con recursos de la emisión de bonos en el mercado local, pero en la medida que sigamos creciendo será cada vez mayor la necesidad de captar fondos. Veremos cómo evoluciona el mercado nacional, y el avance de la modificación de nuestra carta orgánica, ya que eso determinará en gran medida si se requerirán de recursos adicionales. Este año tenemos autorizada la emisión de aproximadamente USD 180 millones (G. 1,075 billones) para colocarlos en el mercado a través de la Bolsa de Valores y Productos de Asunción (BVPASA), de los cuales recién realizamos la primera emisión de G. 200.000 millones, adquirida en su totalidad por la Caja Fiscal. El monto restante se irá emitiendo en lo que resta del año, en la medida que sea necesario.
¿Un mensaje final?
Entre los factores de éxito de la AFD, se destaca la fortaleza de sus recursos humanos, desde los integrantes del directorio hasta el último funcionario que compone su plantel. El directorio siempre se ha conformado por profesionales especializados en temas financieros, provenientes tanto del sector público como del privado. Asimismo, siempre se ha cuidado en atraer a los mejores profesionales de nuestro medio, quienes en su totalidad han ingresado a través de exigentes concursos públicos de oposición. Esto ha posibilitado que la AFD, desde sus inicios haya sido administrado con criterios técnicos y basado en valores como el profesionalismo, la integridad, el compromiso e innovación constante, los que se hallan plenamente incorporados en la cultura organizacional. Por otra parte, la capacitación continua del capital humano, así como la incorporación de tecnología de punta, también han sido claves para el crecimiento ordenado y sostenido de la institución. Todos estos atributos han contribuido para que exista un ambiente de trabajo estable y de estrecha colaboración con nuestras IFIs, lo que nos ha permitido apoyar el crecimiento del país y la generación de empleos, objetivos primordiales de la existencia de la AFD.
PERFIL
  • Presidente de la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD) desde febrero 2013.
  • Economista, egresado de la Universidad Nacional de Asunción.
  • Licenciado en Lengua Inglesa por la Universidad Nacional de Asunción.
  • Máster en Administración de Empresas, con especialización en Finanzas, por la American University de Washington, DC, USA.
  • Ejerció la docencia en la Maestría en Dirección de Empresas y Posgrado de Gestión de Proyectos de la Escuela de Administración de Negocios (EDAN) y en Finanzas Internacionales en la Universidad UNIDA.
  • Representó a Paraguay en el Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional en Washington, DC, asesorando al director por la Jurisdicción del Cono Sur (Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay).
  • Se desempeñó en cargos de relevancia en distintas dependencias del Banco Central del Paraguay (BCP).
  • Fue director del Programa Microglobal de Créditos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cuya ejecución estuvo a cargo de una unidad de segundo piso en el BCP.
  • Fue coordinador general del programa del BID para el desarrollo del Sistema Nacional de Contrataciones Públicas, ejecutado en el Ministerio de Hacienda.
  • Participó como panelista y expositor en seminarios internacionales relacionados al sector financiero en Alemania, España, Ecuador y Paraguay.
  • Realizó pasantías en instituciones financieras de desarrollo tales como la Nacional Financiera Boliviana (NAFIBO), Bancosol, Caja de los Andes de Bolivia, Findeter de Colombia, NAFIN de México.
  • Ingresó a la AFD en diciembre del 2012 como miembro del Directorio.