Las personas se convierten en líderes cuando tienen la capacidad de interpretar los sueños o sentimientos más profundos de un determinado grupo humano, les dan forma y – lo más importante - los llevan a la acción. Muchos ejemplos de esta “dinámica del liderazgo” existen en la historia de la humanidad. Quiero mencionar solo tres ejemplos: Martin Luther King en la década de los sesenta en los Estados Unidos, Don Feliciano Martínez Morales, intendente de Atyrá en el periodo 1991-1996, y Mahatma Gandhi de la India.
Martin Luther King en su discurso “Tengo un sueño” pronosticó un futuro en el que:
Pequeños niños y niñas negras serán capaces de unir sus manos con pequeños niños y niñas blancas, como hermanos y hermanas…”
Yo estimo que ese discurso era su interpretación de lo que la gente en ese momento deseaba para sí mismos, quizás hasta de manera inconsciente. Algo similar ocurrió con Don Feliciano Martínez Morales, a quien considero un gran líder paraguayo, que logró influenciar a los pobladores de Atyrá para que sea más limpia de lo normal y cuiden el medio ambiente. Don Feliciano convenció a los jóvenes de Atyrá a barrer las calles, inclusive a picar piedras - gratis - para los empedrados.
Don Feliciano personalmente me llegó a contar que la idea de valorar la limpieza y el cuidado del medio ambiente en realidad no partió de él, sino de la propia gente de Atyrá. Lo que él hizo fue abrir un espacio de diálogo y análisis (audiencias públicas) con sus conciudadanos y así surgieron los mencionados ideales. Estimo que algo similar habrá sucedido en la comunidad de Luther King o Gandhi en la India, quienes supieron interpretar los deseos profundos de cambio que tenían sus compatriotas.
Estos tres ejemplos revelan la “dinámica del liderazgo”: el líder no propone algo muy lejano de lo que la gente realmente aspira, sino muy cercano, ideales que quizás ni siquiera ellos mismos lo han verbalizado. Generalmente se dice que líderes son aquellos que crean una visión, como si los liderados no tuvieran sus propias visiones, cuando en realidad lo que el líder hace es articular esos deseos amorfos y profundos en una visión compartida de estado futuro.
Por otro lado, en los últimos años la tecnología está modificando inclusive la dinámica mencionada. Analistas políticos de Estados Unidos coinciden que Donald Trump gano la presidencia en el 2017 al haber utilizado sofisticados algoritmos de inteligencia artificial y enormes bases de datos para conocer, y luego encarnar personalmente, los deseos profundos de los votantes.
La experiencia de Trump plantea algo interesante para los analistas del liderazgo. Luther King, Gandhi y Don Feliciano habrán utilizado la intuición o “sexto sentido” para interpretar lo que quería su gente, sin embargo, de ahora en adelante parece ser que la tecnología podrá reemplazarlos.
No creo que sea justo invalidar el liderazgo de una persona por utilizar tecnología de punta. Sin embargo, creo que este fenómeno se podrá dar solo en ambientes de liderazgos políticos, cuando sea necesario alcanzar a miles o millones de personas, y no en ambientes organizacionales más pequeños, en los cuales hasta sería un despropósito sustituir el relacionamiento de “carne y hueso” con 3,4 o 10 colaboradores por “datos fríos” provenientes de la inteligencia artificial.
En resumen, líder es aquel que sabe “tomarle el pulso”, con o sin tecnología, a un grupo humano, sabe interpretar sus sueños y aspiraciones, lo articula o lo moldea en palabras y en acción, y de esa manera se “conecta” con la gente. Esa es la “dinámica del liderazgo”.