Ángelo Palacios
Twitter: @angelopalacios
En la mayoría de las oportunidades que escuchamos hablar de Educación Financiera, casi siempre encontramos enseñanzas muy correctas sobre finanzas, conceptos bancarios y similares, pero difícilmente encontramos temas que aborden los problemas del sobre endeudamiento desde su raíz, o de hijos que heredaron sumas importantes, pero que no llegaron a entender la diferencia entre gastar el “capital” y gastar “los intereses” Un viejo proverbio al respecto dice: “Abuelos trabajadores, hijos ricos, nietos pobres”. Ojala no sea la tendencia de ninguno de los que nos están leyendo hoy. El título de la columna de hoy se enfoca en los deseos desordenados, lo cual veremos de qué modo es un combo explosivo.
Para tratar de entender lo delicada que resulta esta combinación, es importante saber diferenciar entre la necesidad y el deseo (necesidad sería tener sed, deseo sería gastar innecesariamente todos los días en una bebida de marca por capricho de un niño a quien no se le puede decir que “no”, y no estoy hablando de ser miserable, estoy hablando del primer paso: el de Educar en saber esperar y de Educar en Aceptar un No). Similar cosa ocurre con marcas de autos o motos, “necesarios” para transporte, versus marcas de autos o motos “deseadas” para tener status o algo más. Mientras se pueda honestamente pagar no hay problema, pero debemos reconocer que los expertos en marketing de productos físicos y productos financieros son expertos en “manipular” nuestras carencias afectivas, y situaciones propias de cada edad, ofreciéndonos compensar esas carencias comprando o gastando por encima de nuestra real capacidad económica, y “en cómodas cuotas” que luego se van juntando. Es más sencillo si de chico aprendiste a saber esperar y aceptar los límites.
Para evitar casos de endeudamientos excesivos o malversación de herencias lo correcto es realmente que la Educación Financiera haya empezado en la casa, particularmente en la formación de la Templanza: “Educación Financiera en Saber Esperar”, “Educación Financiera en aceptar el No”, “Educación Financiera en no compararte y competir innecesariamente”. “Educación Financiera en saber auto-regularte”. Fomentar esta pedagogía y este tipo de Educación Financiera solo puede aprenderse en el hogar. Luego generalmente ya es muy tarde, o quizá se aprende luego, pero generalmente ya con golpes muy fuertes. Estoy 100% de acuerdo que ya posteriormente en el colegio y la facultad, se enseñe todo lo referente a temas financieros y bancarios.
Mi padre siempre decía, por ejemplo, que se debe ser muy prudente en elegir para los hijos un colegio que sea realmente de la capacidad económica tuya, nunca de la capacidad económica “heredada” de los abuelos, donde se sienten obligados por tradición, a que necesariamente deben inscribirlos en el mismo colegio histórico, cuando en realidad quizá ya la nueva capacidad económica no es la misma. Conozco a muchos padres que envían a sus hijos a colegios de “marca” y realmente no pueden mantener toda la presión que implica ese entorno. Un clásico error es pensar que porque se puede pagar la cuota del colegio ya es suficiente, cuando en realidad la presión social para “subir de nivel” en gastos, viajes y marcas es insostenible. Esto genera deseos desordenados, muy difíciles de controlar y es fuente de mucho stress y reales sufrimientos en padres e hijos. Estos aumentan aún más con las redes sociales donde lo normal es “compartir” (realmente: alardear) cosas, viajes y todo lo que se tiene. Es más sencillo si en la casa aprendimos la “Educación Financiera de no compararte con los demás y de amar lo que tenés en casa”.
Sigamos juntos en la web de nuestra revista www.revistafoco.com.py, en los dominicales de La Nación www.lanacion.com.py, y en el blog www.angelopalacios.com. Gracias a los que nos siguen contactado. Seguiremos incluyendo sus sugerencias para fomentar juntos la cultura del ahorro, la inversión, la prudencia, y el conocimiento de cómo tomar mejor y mayor control de nuestras finanzas y por ende de nuestra libertad.