Ni las 27 cirugías a las que tuvieron que someterlo fueron obstáculo suficiente para que Sebastián Espínola luchara por conquistar su sueño de ser un atleta paralímpico y trabajar arduamente para inscribir su nombre en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Correr fue un sueño que tuve desde que tengo uso de razón, pero que no era posible debido a una complicación en la pierna desde el momento de mi nacimiento”, relata Sebastián Espínola, el atleta paralímpico de 23 años que representa a Paraguay en la categoría de 100 metros planos.
Su deseo de superación y las ganas de aprender fueron combustible necesario que lo condujeron hacia su meta de alcanzar la realización personal y profesional. Fue así que con el apoyo de su familia logró grandes avances como, por ejemplo, concluir sus estudios secundarios, inscribirse en la carrera de Psicología, obtener su primera prótesis deportiva y finalmente correr hasta batir una y otra vez su propio récord.
El gran descubrimiento. Oficialmente, Sebastián entrena desde hace seis meses. Sin embargo, este desafío y deseo de ser corredor empezó hace tres años cuando la empresa alemana Ottobock lo invitó a participar del Running Clinic, un evento desarrollado con el objetivo de que personas con discapacidad como él pudieran ver al deporte como un estilo de vida que no los excluye. Esa experiencia fue determinante para nuestro protagonista ya que a partir de entonces nunca más desistió de su idea de ser corredor.
Sin duda, la vida de Sebastián está cargada de grandes emociones, mucho sacrificio y entrega, no solo suya sino también de todas las personas que conviven a diario con él. En este escenario, el atleta recuerda un acontecimiento que marcó un antes y un después en su vida y que ocurrió una semana antes de cumplir 18 años, hace unos 6 años, cuando estrenó su primera prótesis. “Ese momento al estar parado con dos piernas fue único y emocionante, sabía que el primer paso para poder correr era aprender a caminar”, relató con gran emoción como reviviendo aquel gran día.
Hoy, ya con una prótesis deportiva, también concedida por Ottobock, Sebastián es imparable. De hecho, se animó a competir en Grosseto, Italia. “Esa fue mi primera competencia internacional. La emoción que sentí al representar a Paraguay fue única e inolvidable. Compartir con atletas de otros países, dejar un poco de nuestra cultura a cada paso fue realmente gratificante”, menciona y agrega que eso lo empuja a querer mejorar cada día y dar lo máximo de sí.
El anhelo. De aquí a 5 años Sebastián se ve convertido en un exitoso atleta paralímpico, con la carrera de Psicología concluida y, por supuesto, tomado de la mano de su hijo Rafael a quien considera su fuente de inspiración y por el que todo sacrificio que realiza vale la pena. “Mi sueño es ser mejor cada día para mi hijo y entrenar de lleno para ser un digno representante de mi país en futuras competencias”, afirma.
Consciente de que aún tiene un largo trayecto por recorrer y de que esta es una disciplina en crecimiento, insta a las empresas con responsabilidad social a ser parte activa del desarrollo de los deportistas en Paraguay así como lo vienen realizando el Comité Olímpico, la Secretaría Nacional de Deportes, Paraguay Marathon Club, Animal Kingdom, sus entrenadores y su nutricionista Porky Ayala, pues existen atletas con muchísimo potencial que no logran trascender por falta de oportunidades y, principalmente, por no contar con los suficientes recursos económicos para el entrenamiento.
No rendirse ante los obstáculos y confiar en sí mismos. Esta es la recomendación que deja Sebastián a los jóvenes deportistas que están iniciando su carrera profesional. “No caigan en la tentación de compararse con otros ya que cada uno es fruto de sus resultados y del sacrificio que están dispuestos a realizar. Si se sienten frustrados sólo continúen, no paren, no existen victorias sin derrotas”, concluye el atleta que busca conquistar el podio en los próximos Juegos Olímpicos de París 2024.