El deporte es algo que corre por sus venas. Y es que Camila Pirelli nació en el seno de una familia de deportistas en la que le inculcaron el amor hacia diferentes disciplinas, entre ellas natación, tenis, básquetbol, patinaje y hándbol. Pero no fue sino hasta los 16 años –y por insistencia de su madre– que encontró su verdadera vocación: el atletismo.
El atletismo no era algo que me gustaba mucho, ya que no quería trotar”, revela Camila Pirelli, quien a la edad de 16 años dio sus primeros pasos en esta disciplina, sin siquiera imaginarse el futuro prometedor que le esperaba. De hecho, no pasó mucho tiempo para que en el Nacional de Atletismo ganara su primera competencia y fuera descubierto su talento.
Aquel acontecimiento hizo que el entrenador chileno Claudio Zúñiga se percatara de esa destreza oculta y la impulsara a soñar con ser la nueva campeona del Sudamericano Sub 18 de Caracas, a realizarse en Venezuela en el 2006. “El profesor me aseguró que tenía un tremendo potencial para ganar el Sudamericano”, acotó.
La propuesta era más que tentadora, así que, tras pensarlo minuciosamente, decidió darle un voto de confianza al coach e intentarlo. Al principio, Camila realizaba los entrenamientos en la ciudad de Ayolas y se trasladaba hasta la capital solamente los fines de semana para competir. Con el correr de los meses, las idas y vueltas fueron tornándose muy agotadoras y más aún porque, además de los adiestramientos, la joven debía continuar con sus estudios.
La decisión. A finales de diciembre del 2005 conversó con su madre y le pidió mudarse a vivir a Asunción. Ella era consciente de que debía intensificar sus prácticas si deseaba llegar a la meta. En efecto, sabía que para su próxima competencia faltaban menos de 8 meses así que entrenaba varias horas al día.
En octubre del 2016, ya en Caracas, Camila se presentó al Sudamericano, compitió y tras finalizar el certamen deportivo le otorgaron su primera medalla de oro, lo que le sirvió para renunciar a todos los demás deportes y dedicarse de lleno a su nueva gran pasión: el heptatlón.
Cada vez que “La Pantera” compite fuera del país, ya sea en los 100 metros con vallas, salto alto, bala, 200 metros llanos, salto largo, jabalina u 800 metros, siente que su corazón se regocija y explota de emoción, pero no solo eso, sino que también aumenta su compromiso, puesto que representa a toda una nación. Al respecto, Camila confiesa que no puede evitar que se le escapen las lágrimas y se le erice la piel cada vez que entona el Himno Nacional paraguayo porque ese instante le recuerda que no solo su familia la acompaña, sino todo un pueblo que se siente identificado con la causa.
“La Pantera” tiene una nueva meta: el Panamericano de Lima a realizarse en los próximos días y lograr superar, por primera vez, los 6.000 puntos. Su intención es traer una medalla, que sería la primera que una mujer en atletismo logre para nuestro país, y así sumar ese triunfo a los demás ya conquistados, ya que de aquí a 5 años prevé retirarse para ejercer su profesión de bióloga o de profesora de inglés, aunque no descarta la posibilidad de entrenar a atletas o tener su propia fundación.
Apoyo. Al igual que sus colegas, Camila destaca el constante respaldo que recibe del Comité Olímpico, de la Secretaría Nacional de Deportes y de la Federación Nacional de Atletismo, así como también de las empresas que apuestan por su talento, tales como Nike, SuperBar, Vitamin Shoppe, Las Brasas Hamburguesas Gourmet, Lufit Mantequillas, Fisioshoh y para eventos de premiaciones y algunas entrevistas la Peluquería Gabby Dose y La Libélula Boutique.
Por último, la profesional dirige un mensaje a los atletas que se están iniciando en este deporte. “No se rindan y persigan siempre sus sueños. La vida es como una carrera con vallas, estas representan las dificultades que deben sortearse para llegar a la meta, que no es otra cosa más que sus sueños”, puntualiza.