Guido R. Brítez Balzarini
Socio Gerente de Sunergos.
Simon Sinek, gurú británico del liderazgo, recomienda una nueva manera de ver el rol de los líderes. Por ejemplo, él sugiere liderar como en una “cascada” en la que cada líder cuida a sus colaboradores, de manera tal que ellos a su vez cuiden a sus colaboradores, de manera que tales colaboradores a su vez cuiden a sus respectivos colaboradores y así en adelante hasta llegar al nivel de los que cuidan el relacionamiento con los clientes externos.
Sinek analiza que los líderes de la alta gerencia, de hecho, no contactan ni conocen al cliente, pero que el “efecto cascada” sugerido es lo más conveniente para todos, incluido los clientes. El dice que:
Liderazgo no se trata de estar al mando, sino de cuidar a las personas a cargodel líder”.
Esta idea de Sinek pone foco en aquella idea más antigua que “una organización no puede proveer una buena atención a clientes externos, si internamente no existe primero ese mismo grado de atención entre proveedores y clientes internos”. Específicamente, Sinek proclama que el verdadero trabajo del líder es crear un “círculo de seguridad” alrededor de sus colaboradores, de manera que dentro de ese círculo se puedan sentir con la necesaria tranquilidad y confianza como para traer resultados, dar lo mejor de sí mismos, sea a la organización o a sus clientes, a no perder el tiempo en peleas internas y, de esa manera, estar atentos a los peligros que pudieran haber fuera del círculo de seguridad, tales como los desafíos de la competencia y los vaivenes del mercado.
Sinek sostiene que sus ideas tienen bases antropológicas, ya que el ser humano es un animal social, o gregario, que necesita siempre pertenecer a un grupo humano que le haga sentir “seguro” para luego poder ser productivo y eficaz. Al estilo de otros investigadores estadounidenses del liderazgo, Sinek no “invento” sus ideas, sino que las observó en acción, vio los resultados y luego las recomendó en sus libros.
Sinek también trabajó como consultor con los marines estadounidenses, lo cual le influenció mucho al conocerlos “cuidando a sus subalternos”, algo revelado en su consigna “Los jefes comen último”. Sinek se sintió sorprendido también al descubrir que, aunque se preparan para la guerra, sus mejores hazañas –según ellos mismos– se refieren a experiencias de servicios humanitarios durante una guerra, antes que algún acto inusual de heroísmo.
Por otro lado, las ideas de Sinek no deben sorprender si se toma en cuenta que, al otro lado del mundo, algo parecido a sus ideas fue uno de los pilares del éxito empresarial japonés en la década de los ochenta y noventa. Me refiero al alcance de la palabra “uchi” en el idioma japonés, que significa “lo que es familiar, de confianza o cercano”, mientras que “soto” es aquello que no es familiar o cercano. El concepto “uchi” engloba naturalmente a la familia, a los amigos y muy sorprendentemente –para los occidentales– incluye también a la empresa o el ambiente laboral. En Japón, la empresa es parte del círculo íntimo de sus empleados, algo que no ocurre en el mundo occidental. No debe sorprender, entonces, la gran ayuda que el concepto “uchi” ha traído al ambiente laboral japonés para generar ambientes eficientes y de confianza.
Finalmente, Sinek ha ido un poco más lejos y confeccionó la siguiente frase que sorprende, aunque resume muy bien sus ideas :
Liderazgo requiere tratar a colaboradores como algo parecido a hijos adoptados”.
En resumen, y aunque provienen de dos vertientes totalmente diferentes, observo que las ideas de Sinek están legitimadas no solo por la antropología, su investigación personal, sino también por las interesantes coincidencias que tienen con el exitoso estilo gerencial japonés.