Es una líder indígena guatemalteca, miembro del grupo maya quiché, defensora de los derechos humanos; embajadora de buena voluntad de la Unesco y ganadora del Premio Nobel de la Paz y el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional.
“La paz es hija de la convivencia, de la educación, del diálogo. El respeto a las culturas milenarias hace nacer la paz en el presente”.
“Desearía que se desarrollara en todos los pueblos un consciente sentido de paz y el sentimiento de solidaridad humana, que puedan abrir nuevas relaciones de respeto e igualdad para el próximo milenio, que deberá ser de fraternidad y no de conflictos cruentos”.
“¡La única lucha que se pierde es la que se abandona!”
“A nosotros los mayas nos enseñan desde pequeños que nunca hay que tomar más de lo que necesitas para vivir”.
“La paz no es solamente la ausencia de la guerra; mientras haya pobreza, racismo, discriminación y exclusión difícilmente podremos alcanzar un mundo de paz”.
“La democracia, el desarrollo y la modernización de un país se hacen imposibles e incongruentes sin la solución de estos problemas”.
“Este mundo no va a cambiar a menos que estemos dispuestos a cambiar nosotros mismos”.
“Yo creo firmemente que el respeto a la diversidad es un pilar fundamental en la erradicación del racismo, la xenofobia y la intolerancia”.