Conjugar lo bueno de dos culturas ricas en valores y guiarse por las enseñanzas de sus familiares, fue el punto de partida para trazarse metas y conquistar grandes logros. Así lo reveló Nana Sakanashi, la empresaria que tomó las riendas de la firma SanKen para llegar a las mesas de los hogares y deleitar a las familias paraguayas.
Madre, esposa y empresaria. Nana Sakanashi es una mujer talentosa y todoterreno. A ella el éxito la encuentra siempre trabajando en el logro de sus metas. En este contexto, explica que desde pequeña se crió en un ambiente bastante estricto en cuanto a mantener la cultura japonesa, desde los principios y valores, el idioma y hasta los modales cordiales y formales, lo que le permite aplicarlos en su vida personal, social y empresarial.
Los abuelos de Nana llegaron al Paraguay luego de la segunda guerra mundial para radicarse en la colonia “La Colmena”. Tras pasar un tiempo en Asunción, finalmente se asentaron en Encarnación. Evocando relatos de su abuela, menciona que en ese entonces los caminos eran feos, sufrían de cortes intermitentes de luz, y para alimentarse era necesario cultivar la huerta porque no existían los supermercados y la despensa más cercana se encontraba a kilómetros de distancia. Además, los recursos para la empresa eran escasos.
“Inserta en el rubro de la salsa de soja, desde muy pequeña acompañé a mis padres en el trabajo, en ese entonces la salsa era envasada en botellas de vidrio y guardada en cajas de madera, muy pesadas para llevar, y las etiquetas eran colocadas con pegamento casero”, recuerda.
También comenta que al cierre de la jornada laboral su abuela y su papá preparaban la soja y dejaban todo listo para el día siguiente, porque “el trabajo debe generar resultados y no se puede perder el tiempo buscando lo que falta”. “Recuerdo que una de esas noches mi papá se percató que una de las bolsas no era de buena calidad, entonces decidió ir a buscar soja nueva sin considerar que era muy tarde, se debía transitar por caminos feos y la distancia era considerable; sin siquiera haber cenado y acompañado de su infaltable tereré arrancó el auto y salimos, porque sin dudar lo acompañé”, detalla.
De esta experiencia rescata la enseñanza de que, si quieres un producto de calidad, no importan las circunstancias, ni la hora, solo debes luchar por la excelencia. Ella es una de las pocas mujeres que se muestra alegre de haber vivido la transición del trabajo manual a las facilidades que las tecnologías brindan en la actualidad.
Al frente de la empresa de salsa de soja SanKen, dice que el mayor logro fue llegar a la mesa de las familias paraguayas con sus productos, que tienen la etiqueta made in Paraguay, pero con la esencia japonesa, porque elaboran con la calidad japonesa y la calidez paraguaya. “Logramos fusionar dos culturas, lo que solo se consigue con el trabajo y la trayectoria de empresa que busca siempre la calidad y la excelencia. De lo cual nos sentimos muy orgullosos”, enfatiza.
Otros roles. Además de administrar la empresa de salsa de soja SanKen, Nana es mamá de dos hijos y esposa de Raymond Yu. También trabaja en la empresa de su marido en el rubro de importaciones y tiendas de bazar & mall.
En su rol de mujer nikkei, fue galardonada como Senadora de la Cámara Junior Internacional (Membresía Vitalicia Honoraria dentro de la JCI, el mayor de los honores que un Miembro individual puede recibir a nivel internacional), fue campeona mundial de debate en Turquía, representante de Oratoria en Canadá, fue reconocida como vicepresidenta del Consejo de Desarrollo de la Municipalidad de Encarnación, entre otros tantos logros.
Un Paraguay mejor. Desde el punto de vista de una nikkei, recomienda que se considere a la educación, la aplicación de tecnologías y la descentralización económica para lograr el fortalecimiento de la economía. “La educación ayuda a mejorar la salud y el trabajo, y para acceder a oportunidades. La tecnología ayuda, agiliza y abre muchas ventanas al mundo; mientras que la descentralización cortará la brecha de la burocracia”, finaliza.