María Cristina Matsumiya de Tanaka forma parte del grupo de mujeres nikkei, compuesto por 12 integrantes unidas por un gran entusiasmo y ganas de conocer a más mujeres nikkei, en Paraguay y en otros países; además asumió recientemente la presidencia de la Cámara de Comercio e Industria Japonesa del Paraguay. Ella es nikkei nisei, descendiente japonés de segunda generación. Está casada con Yuichi Tanaka, japonés oriundo de Tokio y tienen un hijo universitario paraguayo nikkei.
Sobre sus orígenes recuerda que sus padres, Yusaku Matsumiya, japonés nacido en Wakayama e Ikuho Takada, nacida en Tochigi, llegaron a Paraguay en los años 1955 y 1956, respectivamente. Se instalaron en la colonia Federico Chávez (Itapúa), donde se casaron. En ese lugar nacieron María Cristina, un hermano (+) y dos hermanas.
Sus inicios fueron muy duros a causa de la cultura y el idioma, pero la solidaridad de la colectividad hizo que se organizasen para construir entre los japoneses sus propias casas, talar árboles y preparar tierra cultivable del monte.
Para que los hijos pudieran recibir una educación más adecuada, la familia tuvo que dejar la agricultura -producían y exportaban tomates a la Argentina- y mudarse a Encarnación, donde Yusaku cambió la azada por un trabajo de agente de seguros y representación de una marca de tractor.
María Cristina visitó por primera vez Japón luego de egresar de la facultad de Economía. “Estando allá agradecí a mis padres el haberme educado con disciplina manteniendo el idioma, haciéndome leer muchos libros en japonés, para que no sintiera tan extraño el país de mis padres. Ordenado, limpio, alta educación cívica, y mucho compromiso con el prójimo”, reconoció.
Yusaku fue un hombre de muchos principios, que anteponía el interés general a lo particular. Cumplir la palabra, ayudar sin esperar algo a cambio, el respeto a los demás, la puntualidad, dar a todos la oportunidad, cuidar la familia y la sociedad, estudiar y compartir los conocimientos fueron sus legados. “Sigue siendo la persona de mi mayor admiración y un gran maestro de la vida. Vivió la guerra, la migración, abrió y labró la tierra, participó en la creación de escuelas y cooperativas, y se insertó al mundo asegurador”, expresa su hija.
Desde estudiante, María Cristina comenzó a trabajar como ordenanza en La Rural SA de Seguros, donde hace 9 años se desempeña como directora presidenta. Siendo mujer –reconoce- que muchas veces se siente que todavía la sociedad paraguaya y más en Japón, el ámbito empresarial ofrece más espacio a los hombres.
“Sin embargo, siempre tuve la suerte de ser aceptada laboral o gremialmente con el agregado de que al ser la única “japonesa” del rubro, me reconocen con mucha facilidad, lo cual es bueno, pero se siente al mismo tiempo muy responsable de los actos”, agrega.
Hoy tiene la suerte de contar con un equipo de dirección ejecutiva y gerencial experimentado y eficiente en quienes descansa la parte operativa. Desde hace 45 años cuentan con un partnership con la aseguradora Japonesa Tokio Marine & Nichido Fire Ins. Co, y recientemente firmaron otro acuerdo con otro grupo internacionalmente conocido, un partinership para negocios internacionales.
María Cristina asegura que la prudencia y mantenerse con criterios técnicos por encima de lo netamente comercial, ha permitido a la firma mantenerse en el mercado durante casi 100 años. También resalta la labor del equipo joven, que va creando nuevos y variados productos. Por ejemplo, a la cobertura tradicional de automóviles, actualmente brindan vehículos sustitutos de hasta 30 días según los planes, casi única cobertura ofrecida en el mercado.
Como nikkei y como experta profesional en economía, María Cristina ofrece un mensaje para el fortalecimiento del rubro en Paraguay: “Como creo que somos herederos de muchos valores positivos, debemos seguir practicando y compartiéndolos con nuestro alrededor, transmitirlos a nuestros hijos. Esa actitud tarde o temprano aportará un granito a las empresas, al proyecto, al colegio y por ende a la economía”