Hija de inmigrantes que construyeron una nueva vida en suelo guaraní superando las vicisitudes propias de la carencia de servicios básicos y dedicados a la agricultura, Manami Nagasawa se asentó en Asunción para escribir su propia historia y compartir con la sociedad que la vio nacer los valores y encantos de una cultura ancestral.
Manami Nagasawa es madre de dos hijas, abuela de cuatro nietos, esposa y destacada empresaria paraguaya del rubro supermercadista y del comercio de alimentos. También lidera la presidencia de la Asociación de Damas Japonesas de Asunción y del Centro de Comunicación de la Asociación de Damas Japonesas del Paraguay y es vicepresidenta de Ikebana Internacional Asunción Chapter 198.
Nuestra protagonista sostiene que gran parte de sus logros se lo debe a sus antepasados, por lo que siente una eterna gratitud a los valientes inmigrantes que forjaron una base sólida de confianza y honestidad para que las otras generaciones triunfen en diversos ámbitos.
En este contexto, rememora la anécdota de su suegro Matsutaro, quién le compartió las vivencias posteriores a la travesía en barco por aproximadamente 70 días. “La llegada a Paraguay no fue lo que esperaban; en aquel entonces no tenían luz, ni agua, ni siquiera casa, ni carretera. Pero no podían dar vuelta atrás, era el inicio de la lucha por la colonización”, relata.
También afirma que su suegro se había trazado como objetivos brindar educación universitaria a sus hijos, pero debido a diversas dificultades ese sueño no se pudo concretar sino hasta la siguiente generación, la de los nietos que si lo lograron. Hoy la familia celebra que uno de ellos posee un PhD con mención de Ciudadanía Honoraria de Asunción.
Mujer de convicciones y fortaleza. Manami se considera, una mujer íntegra de fuertes convicciones y de mucha fortaleza que se nutre de todo lo positivo que le ofrece cada cultura. “Lo bueno de tener dos culturas es que puedes extraer lo mejor de cada una y tener apertura a más campos; la japonesa es delicada, responsable, disciplinada; mientras que la mujer paraguaya es cálida, alegre y una kuña guapa”, explica.
Desde su rol como profesional, recuerda que vivió bastantes altibajos propios de ponerse el saco de emprendedora. Sin embargo, gracias a eso valoró aún más el apoyo que le brindaron las personas de su entorno, en especial el de su vecindario. “Una cualidad digna de destacar de los paraguayos, es que se preocupan y están ahí para darte una mano. Aprecio y valoro mucho esa calidez humana”, enfatiza.
Refiere que la historia del negocio de supermercados inició con una despensa en su vecindario, luego construyeron un supermercado y hoy también cubren el sector gastronómico, siempre con el toque y la sazón propias de su cultura ancestral.
Asociación de Damas Japonesas. Desde la presidencia del Centro de Comunicación de la Asociación de Damas Japonesas del Paraguay, persigue el objetivo de prevalecer los lazos entre las comunidades japonesas para la posteridad. A través de la nucleación de 850 personas dentro de la asociación de comunicación.
Para cumplir con este anhelo, realizan actividades que comprende torneos nacionales de vóley, encuentros de debate e intercambio de experiencias, espacios de aprendizaje y el fortalecimiento de líderes para el sector agronómico.
En cuanto a los desafíos que afrontaron como organización estos responden a las coyunturas propias de una sociedad en desarrollo, donde cada miembro debió cargar en los hombros cambios sociales intensos. “Me nace una emoción por la pasión de los miembros y del comité quienes se han esforzado bastante y estoy segura que con la dedicación, sabiduría y fortaleza de las mujeres lograremos éxitos en todas las actividades”, finalizó.