Por el Día Internacional de la Mujer y por el centenario de las relaciones con el país de Oriente, Revista FOCO presenta a las nikkei, paraguayas, hijas de inmigrantes japoneses, protagonistas de alto impacto, que son agentes de cambio y que inspiran a las nuevas generaciones.
Hasta hace un año y medio, cuando el nuevo embajador japonés Naohiro Ishida presentara sus cartas de credenciales en Paraguay, los viajes que había realizado a Latinoamérica se concentraban a México, pero no más al Sur.
Como lo hicieran sus compatriotas hace una centuria atrás, él llegó con mucha ilusión, pero sin conocer la realidad de nuestro país. Hoy, pasado el tiempo, a 18.000 kilómetros de su patria, se sorprende cuando observa la tremenda similitud que existe entre carácter del pueblo paraguayo y del japonés.
“Paraguay me parece un país muy verde y tranquilo. La ciudad es muy bella, a mi esposa que le encantan las flores, le gusta mucho estar aquí. Quizás no es bueno comparar con otros países, pero en Paraguay no veo casi a la gente peleándose o gritando en las calles como en otros lugares de la región. La tasa de criminalidad es menor. Así que yo, caminando por las calles, nunca sentí peligro, se puede caminar tranquilamente”, opina con una afable sonrisa el diplomático, quien en estos momentos se encuentra con la gran tarea de organizar los festejos por los 100 años de relaciones diplomáticas entre ambos países.
Recuerda que el inicio de estos vínculos data del 17 de noviembre de 1919, cuando se firmó el primer tratado de comercio en el Palacio de Gobierno, en Asunción. El acto protocolar dio sus primeros grandes frutos casi 20 años después, cuando en 1936 se produjo la inmigración japonesa. La primera colonia se estableció en La Colmena (Paraguarí) y luego, en los años 1950 y 1960, llegaron otros grupos que se instalaron en los departamentos de Itapúa, Alto Paraná y Amambay.
“El pueblo paraguayo acogió con los brazos abiertos a estos grupos de japoneses y muchos de ellos han tenido éxito en diferentes áreas. Estamos muy agradecidos por el buen recibimiento que se les dio, ya que ninguno sufrió discriminación y sobre todo hay que destacar la contribución japonesa en el área de agricultura”, destaca el embajador.
En compañía de referentes de la colectividad nikkei, Naohiro planea las actividades conmemorativas por el centenario. Plantean hacer un show de kimonos, como lo hicieran para celebrar los 80 años de inmigración japonesa, y también el Nihon Matsuri, una gran feria que organizan las asociaciones japonesas, pero este año va a ser mayor, además de concretar otras actividades para promover la cultura japonesa en Paraguay.
El embajador destaca con orgullo que actualmente en Paraguay viven unos 10.000 ciudadanos japoneses y sus descendientes y recuerda que originariamente hubo 6 colonias japonesas en el país, desde donde ampliaron sus horizontes hacia otras ciudades como Asunción, Encarnación y Ciudad del Este, además de formar asociaciones: 6 en las colonias y 3 en esas ciudades.
La primera cooperación financiera reembolsable realizada a Paraguay se remonta a 1959, con un préstamo en yenes. Hasta hoy el monto total de este tipo de ayuda suma alrededor de 156.157 millones de yenes (USD 1.400 millones). En 1977 se concreta el primer proyecto de cooperación financiera no reembolsable, es decir de donaciones, que a la fecha ronda los 35.925 millones de yenes (USD 327 millones).
Pero el apoyo del país del Sol Naciente a Paraguay no se limitó solo al aspecto económico, ya que en 1978 comenzó el envío de voluntarios jóvenes y adultos a través de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA). Desde entonces más de 1.700 profesionales han llegado como voluntarios.
Gracias a los estrechos lazos de amistad entre ambas naciones, las iniciativas de los gobiernos alcanzaron nuevos horizontes y de la inicial relación de cooperación, ahora se ha alcanzado una generación económica de nivel privado.
“Paraguay ofrece condiciones económicas buenas para la inversión. Hoy día apuntamos 20 empresas japonesas como inversión directa ya establecidas en Paraguay, que suponen la creación de aproximadamente 6.000 puestos laborales para los paraguayos”, agrega Naohiro.
La naciente de éxito traspone las barreras de distancias, del ámbito económico y de tiempo y alcanza el relacionamiento cultural, al que la Embajada presta mucho cuidado puesto que cada año realiza eventos en nuestro país. Prueba de ello es la reciente inauguración de la exposición de grabados contemporáneos en la Fundación Texo.
Un punto destacado en los últimos años fue la asistencia técnica al Servicio Nacional de Promoción Profesional (SNPP) y las becas de licenciatura y posgrados para estudiantes paraguayos.
Otro ejemplo que habla de la integración plena fue la histórica primera visita realizada a Paraguay por un primer ministro japonés, cuando en diciembre del año pasado Shinzo Abe pisaba tierra guaraní, como sus antecesores un siglo atrás. En la ocasión, el embajador Naohiro firmó el proyecto de desarrollo económico y social para el mejoramiento del servicio médico con la donación de equipos médicos de alta calidad, además de visualizar y concretar varios proyectos de cooperación en Paraguay.
Si con satisfacción hoy Japón y Paraguay logran conmemorar 100 años de fructíferas relaciones bilaterales es debido en gran parte al aporte silencioso de las damas japonesas, que como es tradición, son la base y fortaleza de una cultura milenaria. En Paraguay, las nikkei son el baluarte que desde distintos ámbitos sobresalen y marcan el camino hacia el naciente futuro de éxito.
Naohiro Ishida, embajador de Japón.
El pueblo paraguayo acogió con los brazos abiertos a estos grupos de japoneses y muchos de ellos han tenido éxito en diferentes áreas. Estamos muy agradecidos por el buen recibimiento que se les dio, ya que ninguno sufrió discriminación y sobre todo hay que destacar la contribución japonesa en el área de agricultura”. Naohiro Ishida, embajador de Japón.