Encaminado hacia la modernización de la entidad bancaria, Daniel Correa apunta a dejar un legado próspero, en el que las prioridades sean brindar productos acordes a la nueva demanda de la economía nacional y que el BNF sea el banco de la gente.
En la sede del Banco Nacional de Fomento, uno de los edificios más emblemáticos de Asunción, Daniel Correa recibió a FOCO para conversar sobre algunos de los puntos clave que marcaron el camino hacia un mayor crecimiento y consolidación de la institución.
“El futuro para el banco está en una revolución tecnológica, en apostar por segmentos de mucho impacto en la población y, sobre todo, en incursionar en segmentos en los que todavía la banca privada no posee mucha penetración y que podrían generar un impacto positivo en el bienestar de los paraguayos”, adelantó.
¿En qué condiciones encontraron el Banco Nacional de Fomento en el momento de la asunción de la nueva directiva?
Cuando asumimos encontramos un banco sólido, con una estructura financiera bastante fuerte, pero poco modernizada. Desde el punto de vista organizacional y de la función pública, el banco venía teniendo una transformación importante. En los últimos años logró una mayor penetración en segmentos y sectores de la población, lo que exigió y sigue exigiendo cambios importantes en la estructura de la institución.
Un hecho clave fue la modificación de la carta orgánica en el 2017, en la que se mejoró la estructura organizacional del comando superior del banco, y eso brindó mayor profesionalidad, idoneidad y transparencia en cuanto al proceso de toma de decisiones. Por otro lado, también permitió que a través de estos valores la formalización y mejora alcanzasen a los demás departamentos y que los criterios estuvieran relacionados a cuestiones técnicas y de crecimiento propios de toda entidad financiera.
Y el factor modernidad que menciona, ¿a qué se refiere explícitamente?
Se empezó a transitar por un camino de modernidad y de evolución, pero que requería de una adopción tecnológica muy fuerte. Después de la asunción del nuevo directorio y con algunas decisiones que se tomaron, se está comenzando a transformar en realidad la idea de una banca más modernizada y acorde a las nuevas necesidades de la economía paraguaya.
Para lograrlo se inició un proceso de planificación estratégica y gracias a decisiones como, por ejemplo, otorgar un rol más protagónico al banco y dotarlo de mayores recursos, se pudo canalizar esos recursos financieros a través de productos más modernos o más acordes a lo que el mercado estaba solicitando en ese momento. De allí nacieron propuestas como el acceso a la vivienda y a un auto 0km, y se fortaleció la presencia en el sector de las pymes y en el agropecuario.
También estamos trabajando con varias dependencias públicas para ser un canal de financiamiento viable y acorde a las necesidades de cada sector.
En ese escenario, ¿qué resultados obtuvieron durante el 2018?
En términos de ratios financieros del banco los niveles de liquidez han sido muy importantes, en cuanto a rentabilidad estamos –por decirlo de alguna manera– en una posición privilegiada dentro del ranking de los mayores niveles del sistema. Con respecto a nuestros activos estos se encuentran muy por encima de la media, en términos patrimoniales quizás estamos por debajo de la media porque el patrimonio del banco es uno de los mayores dentro del sistema.
En lo referente a la morosidad estamos muy en línea con el mercado. En este punto se da que al ser una cartera muy fuerte en términos de consumo, puede tener una implicación, sin embargo, los mayores niveles de morosidad están en el sector comercial y el agropecuario. El índice de solvencia es bastante fuerte, robusto y sólido, eso nos lleva a pensar que en realidad el crecimiento futuro del banco tiene que ver con el rol de ser un marcador de precios dentro del sistema.
Históricamente el sistema financiero apuntaba al BNF como un distorsionador del precio, pero un banco público fuerte es clave para que el precio pueda ser regulado, de lo contrario puede haber una distorsión de precio por la falta de regulación. Nosotros creemos que somos un jugador que de alguna manera puede transparentar los precios del sistema.
Para este 2019, ¿qué línea de trabajo seguirá el banco?
En un marco general, el 2019 y el 2020 serán los años de la inversión en tecnología, porque tenemos un grave déficit en materia tecnológica. Cuando me refiero a tecnología, no es solo a equipos o softwares, sino también a conocimientos y recursos humanos capacitados.
Por otro lado, un tema que para nosotros es clave se relaciona con la penetración en segmentos donde quizás el sector privado todavía no tiene una presencia consolidada. Queremos realizar una apuesta muy fuerte en el área de viviendas, ya estamos trabajando con el Ministerio de Urbanismo, Vivienda y Hábitat para iniciar un programa agresivo de financiamiento para el sector.
Contamos con productos para viviendas, pero creemos que a través de las nuevas políticas públicas que se están generando, con el ministerio podemos empujar mucho más, no solo desde el factor financiamiento, sino en el involucramiento de todos los actores del sector, ya sean desarrolladores inmobiliarios, así como las distintas cámaras, o los gremios de constructores, entre otros. De esta forma se podría lograr una nucleación mucho más fuerte para que esta política pública se convierta en algo efectivo y que llegue a la gente.
Otras dos áreas corporativas que serán atendidas son infraestructura y cambio de matriz energética. Creemos que el banco público tiene que estar presente en el financiamiento a largo plazo y en todo lo relacionado al cambio de matriz energética, primeramente la reforestación. Son segmentos importantes donde todavía no hay una masificación del sistema financiero.
¿Cuáles son los productos que el BNF pone a disposición de la ciudadanía?
Siguiendo con el sector vivienda, tenemos dos segmentos específicos de hasta G. 150 millones con una tasa del 9% que puede ir hasta los 10 años, y otro que está vinculado con la clase media de hasta G. 600 millones, con créditos hipotecarios y la tasa de 7,95%. Cabe destacar que este sector tiene un impacto importante, pero por debajo de las expectativas. Por eso estamos trabajando con los desarrolladores y el ministerio para identificar los cuellos de botella y atacarlos de manera a que el mercado funcione mejor, porque el código de tasas que manejamos es uno de los más bajos del sistema.
También queremos ampliar nuestros plazos y poder ir hasta 20 años en lo posible, para que la cuota sea más baja y otros segmentos de la población puedan incorporarse. Creo que el futuro para el banco está en apostar muy fuertemente al sector de la vivienda, no sólo desde el punto de vista económico es importante, sino también desde el punto de vista social.
Por otro lado, la línea de crédito Kuña Katupyry tiene una connotación muy importante porque va dirigida a las mujeres emprendedoras y a aquellas que vivieron situaciones de vulnerabilidad y requieren de una independencia económica para mejorar su calidad de vida. Cuenta con dos segmentos, ambos con requisitos básicos.
El primero ofrece hasta tres salarios mínimos, destinado para satisfacer necesidades de capital operativo y pequeñas inversiones. El segundo, un poco más alto, de hasta 25 unidades de salario mínimo, es para un segmento que pretende la ampliación del pequeño comercio.
En el marco de los microempresarios, que es un sector al que también creemos muy importante, hemos tomado la decisión de reducir la tasa de interés del 18% al 13%, la cual creemos es más acorde a lo que un microempresario necesita para crecer. Todavía no estamos satisfechos porque creemos que se puede reducir más aún, pero también depende del proceso de captación de recursos para dar calce al segmento. También buscamos ajustar los requerimientos para flexibilizar el otorgamiento de estos créditos.
Estamos trabajando con el Viceministerio de Mipymes para que los planes de negocio de los emprendedores estén registrados en el MIC y vengan con una certificación del ente, de esta forma este actuará como un aval, facilitará la apuesta al sector y contribuirá a dar un seguimiento desde el Estado, para que puedan cumplir con los compromisos y con los planes de negocio diseñados.
Otro producto exitoso es el crédito para el acceso a un vehículo 0km. Con el relanzamiento del programa lo que hicimos fue abrir el mercado para todo tipo de automóviles, tanto nacionales como importados, siempre 0km. Ofrecemos líneas de financiamiento de hasta G. 100 millones, con una tasa de 8,95% y otra de hasta G. 150 millones en una tasa de 9,95%, ambas con un plazo de hasta 5 años.
En cuánto al sector industrial, ¿cómo lo ven y qué opciones de financiamiento proponen?
El sector viene creciendo con una tasa importante impulsado por el desarrollo de la economía industrial en general, pero históricamente es un sector donde el financiamiento ha sido muy escaso, ahora con el crecimiento que se ha registrado, lleva a que el financiamiento sea clave.
En nuestra cartera, el sector industrial viene creciendo, pero tenemos la peculiaridad de que el consumo abarca más de la mitad de la cartera, seguido por el segmento agropecuario, después el comercial y en cuarto lugar el industrial. Contamos con una línea de largo plazo de hasta 10 años, tanto en guaraníes como en dólares, con tasas competitivas que pueden ir de 7 a 10 años. A lo que estamos apuntando es a industrias que generan una cadena de valor, aquellas que están haciendo una transformación de materia prima que se produce en Paraguay, de esa manera estamos generando un impacto en el sector económico y en la generación de empleo. Queremos seguir impulsando al segmento y en la medida que se dé un mayor crecimiento, el financiamiento también va ser más adecuado.
¿Cuál es el principal desafío al que se enfrentan como banca?
Un elemento clave es el nuevo tipo de demanda que va a tener nuestro país. Cuando uno mira la estructura poblacional hay un gran porcentaje de la población menor a 40 años, muchos de ellos millennials con características particulares en cuanto a su demanda,ya sea de vivienda, empleo, servicios públicos, de relacionamiento de parejas, entre otros. Es un desafío entender qué tipo de demanda va a tener esta estructura poblacional y es cuando uno entiende esa nueva demanda que puede empezar a construir productos financieros determinados para esta nueva economía que ya existe.
Por eso el banco debe estar preparado no solo en término de productos financieros, sino también tecnológicos, porque gran parte de las transacciones se van a hacer mediante la tecnología, lo que exige procesos mucho más rápidos de aprobación de crédito, ya sea través de una app o una página web. Nosotros somos conscientes de que estamos rezagados respecto a la media del mercado y lo que realmente se tiene en el mundo avanzado.
El camino que hay que recorrer en materia de tecnología es muy importante, pero también somos conscientes que esto lleva su proceso. Somos una institución pública que debe cumplir con procesos de trabajo y por tanto deseamos sembrar la semilla de la transformación del banco en términos de recursos humanos y demanda de productos vinculados con las nuevas generaciones.
¿El cambio de imagen también es parte de este plan de modernización?
Sí, es el puntapié inicial para dar a conocer a la sociedad todo lo que apuntamos a lograr en el BNF. Queremos mostrar una imagen renovada en la que se rescate lo positivo que se hizo en el pasado, pero con un rostro de modernización e innovación. Vemos que allí hay mucho potencial desde la intermediación financiera y también desde su rol social.
Estamos inaugurando nuevas sucursales, pero también potenciando las que tenemos. Dentro del plan de acción, este año queremos refaccionar, ampliar y mejorar un total de 35 sucursales aproximadamente, que están ubicadas en distintos puntos del país para que el cliente se sienta cómodo y encuentre lo que realmente necesita.
En cuanto al alcance país, ¿cuál es la participación de las localidades del interior?
Del total de nuestra cartera, la gran mayoría está vinculada con las sucursales del interior del país. De hecho, las mayores rentabilidades las tenemos dentro de las sucursales, el motor que tiene el banco son nuestros locales en el interior. Por eso es que nuestra preocupación está –justamente– en que el proceso de adopción de nuevas tecnologías y las mejoras en infraestructura se concentre, en mayor medida, en el interior; que es donde más se necesita y donde mayor demanda existe en cuanto a los distintos productos que ofrece el banco. Además, en los próximos años debemos reforzar nuestra presencia en esas zonas del país.
¿En qué consiste ese rol social?
El banco tiene un rol social como ninguno dentro del sistema financiero. Con los programas que desarrollamos tenemos la capacidad de llegar a alrededor de 400.000 familias, a través de iniciativas como Tekoporã, de adultos mayores, o algún tipo de subsidio con programas público-sociales.
También queremos potenciar el factor de formalización de la economía a través de los programas emprendidos, donde creo que el papel que podemos tener es realmente importante. Establecimos acuerdos con procesadoras de tarjetas para llegar a distritos de la población y hacer posible que sean zonas 100% digitales e ir dejando paulatinamente el efectivo como para que todos los pagos sean electrónicos, esto genera un impacto importante en los procesos de formalización, vamos a incluir a más personas en el sistema financiero formal y eso va a llevar a que el proceso de bienestar de las personas sea mayor.
¿Mercado de valores?
Una estrategia importante de fondeo que debe tener el banco es la participación dentro del mercado de capitales, el banco público no puede estar ausente. Queremos captar más recursos a largo plazo, incursionar con una emisión en guaraníes dentro del mercado local, la cual podría ir hasta 10 años. En principio, dentro de un rango de G. 400 millones aproximadamente y en un programa global que se ajuste a las necesidades que tengamos.
En este contexto, tenemos la particularidad de que los certificados de depósito de ahorro del BNF tienen el 100% de la garantía estatal, cosa que ningún otro banco posee, y eso nos da cierta ventaja en cuanto a lo que deberá ser la transacción de los CDA en el mercado de valores.
La idea es contratar una calificadora de riesgo internacional para que mida cuál es la brecha que tenemos, de manera que eventualmente en los próximos años podamos incursionar en los mercados internacionales, pero más allá de una cuestión de financiamiento de posibilidad de fondeo a nivel internacional, estamos seguros de que en los próximos años el crecimiento del mercado va a ser extraordinario en materia de inversiones en infraestructura, en proyectos importantes y para ello tenemos que estar preparados en termino de estructura de financiamiento y la posibilidad de captar recursos de todas las fuentes posibles.
Todo esto también tiene que ver con una gimnasia que queremos desarrollar en nuestra mesa de dinero, para que en el futuro el BNF realmente sea un jugador importante dentro del mercado de dinero en general.
Por último, ¿cómo ve el sistema financiero en general y qué papel juega el BNF dentro de este?
Creo que el sistema está creciendo bien, los bancos tienen un nivel de solidez y rentabilidad muy fuertes. De hecho, el sistema financiero paraguayo es uno de los más sólidos de la región, los niveles tecnológicos de nuestros bancos se comparan perfectamente con las mejores plazas a nivel internacional, y eso demuestra también el crecimiento que se dio en los últimos años y la capacidad de resiliencia que tienen ante situaciones adversas que pasan la economía nacional y la región.
Podría haber algún tipo de situación o presión en la línea de la liquidez, sin embargo, creo que va a ser muy a corto plazo, veo un segundo semestre bastante más dinámico y mucho más expansivo, también de la economía en general. Esto debiera de alguna manera motivar también una mayor demanda de créditos en el sistema.
Naturalmente vemos que hay bancos que están apostando a mejorar la eficiencia y eso los hace más competitivos, pero observo algo particular que ocurre en el sistema y es que el tamaño que está empezando a tener nuestra economía hace que las estructuras financieras que tengamos que armar estén enfocadas en integrar a las entidades bancarias. Cada vez van a existir más proyectos grandes que requerirán de sindicatos de bancos y asociaciones de bancos para financiarlos. Creo que el sistema financiero paraguayo está perfectamente capacitado para empezar a atender esa demanda, actualmente uno de los proyectos más grandes de infraestructura lo vamos a llevar un par de bancos paraguayos y eso –que es una obra de infraestructura importante a llave en mano– se va a llevar entre cuatro bancos. Pero requiere de un grado de complementación dentro del sistema financiero, cada vez serán más los proyectos grandes y el sistema financiero debe estar preparado; un solo banco o dos no lo van a poder lograr, es necesaria la integración de varias entidades y eso requiere de tecnología, experiencia, va a pasar que cada vez más se va a profesionalizar y adoptar tecnologías de plazas importantes a nivel internacional y finalmente eso redundará en beneficios positivos para la población porque tendremos más y mejores productos.
En este contexto, el BNF entró para competir de manera transparente y profesional. Sin embargo, el mercado también debe entender que competimos con ciertas limitaciones. Al tratarse de una banca pública, somos regulados de la misma manera que el sector privado, pero con más controles del Estado y la particularidad de que cada compra debe pasar por Contrataciones Públicas, lo que implica procesos más burocráticos y lentos que quizás nos quitan dinámica; si pudiésemos tener las mismas condiciones que posee el sector privado probablemente el escenario sería diferente.