Con mi familia cada primero de año tenemos la costumbre de reunirnos para compartir una buena comida y hablar sobre nuestras mejores y peores experiencias de los últimos 365 días. Momentos, libros, películas o series favoritas. El mejor encuentro, la fiesta más divertida, nos turnamos para comentar y reflexionar acerca de lo que nos pasó y también sobre el paso del tiempo porque todos, tanto los adultos como los niños, tenemos muy claro que debemos aprovechar cada momento de nuestras vidas.
Las fiestas de fin de año pueden tornarse un poco difíciles para quienes están pasando dificultades o tuvieron una pérdida reciente. Nosotros mismos como familia las hemos tenido. Por eso, este ejercicio de compartir experiencias es una buena alternativa para pasar un fin de año reflexivo y significativo que sirva a su vez de punto de partida para visualizar un futuro poco distante. Porque al final de cuentas, lo que importa es el viaje. Ese es el punto.
Si elegimos ver la belleza y lo positivo, tendremos un buen viaje, pero si nos enfocamos en el drama lo pasaremos bastante peor. Entonces, este es un buen momento para que te preguntes: ¿Cómo elegís vivir esta vida? ¿Estás listo para reinventarte? ¿Estás preparado para arriesgarte? El cambio es aventura y tomar riesgos, canalizar el miedo en impulso, es algo que nos hace bien.
Vivimos rodeados de tanta información que muchas veces nos paraliza y no sabemos qué camino tomar: un alimento que hoy es bueno, mañana no lo es; una inversión que parece interesante, resulta luego ser un fraude. Entonces, tomemos esa información con sentido crítico para descubrir qué es lo que verdaderamente nos hace bien, qué es lo correcto para cada uno.
Para algunos puede ser ponerse en forma, para otros encontrar una nueva trayectoria profesional o mejorar una relación personal. Lo importante es que podamos descubrir la mejor forma de reinventarnos y los pasos que vamos a dar para tener éxito en ese proceso. Y junto con eso, agradecer. Agradecer nos ayuda a fortalecer la esperanza y nos llena de paz con relación a la vida y todas sus experiencias. Nos ayuda a crecer y convertirnos en mejores personas. Una característica de las personas que deciden ser felices es que practican este hermoso hábito de agradecer.
En nuestro país hay muchas personas de escasos recursos y muchos problemas estructurales que debemos solucionar. Pero si hay algo que los paraguayos aprendimos es valorar y agradecer lo que tenemos. Porque una persona que busca la felicidad se libera constantemente del juicio y la queja, no se permite ser víctima y agradece el simple hecho de estar vivo cuidando todo a su alrededor.Entonces, miremos hacia atrás, observemos cómo fue nuestra vida durante estos meses que pasaron. Observémonos a nosotros mismos, lo que hicimos y dejamos de hacer, lo que dolió y nos hizo feliz, lo que avanzamos o lo que por alguna razón nos detuvo. Pero no nos quedemos ahí porque lo más importante es mirar hacia adelante, proyectarnos y decidir cómo viviremos estos nuevos 365 días. Levantemos los brazos para agradecer por todo lo que vendrá y esperemos cada día con la misma alegría que la de un niño que recibe un regalo porque cada día es un regalo que tenemos que disfrutar y valorar.Recibamos este nuevo año más fuertes que nunca, con actitud de esperanza y victoria, sabiendo que podemos transformar nuestras situaciones dando lo mejor de nosotros.
Salud y ¡gracias a la vida que nos da tanto!