Por: Gaby Rojas Teasdale
Presidenta de la Fundación Transformación Paraguay.
@gabyteasdale
Hay muchas situaciones en la vida que nos llevan a perder el control de nuestras emociones. Y en ese momento experimentamos una especie de explosión. No importa quién es responsable, no importa si puede haber una solución simple. Es solo un segundo que separa la calma de la tempestad, la armonía del caos.
Perder la paciencia con frecuencia provoca estrés, destruye relaciones y contribuye a una vida de infelicidad. Es posible que como consecuencia de ello, toda nuestra perspectiva de vida se vuelva oscura.
Desde hace meses estoy siguiendo el caso de una pareja que atraviesa un terrible proceso de divorcio. Ambos están controlados por el dolor, la frustración y el fracaso. Son padres de dos preciosas niñas que están sufriendo las consecuencias de una relación quebrada. Lo que más me duele en todo este proceso son los episodios de agresiones verbales y daño psicológico que ambos se ocasionan sin dimensionar el impacto que eso puede tener para las niñas, quienes terminan luchando con sentimientos de rabia, rencor y actitudes que afectan su rendimiento escolar y su relacionamiento con amigos. No pretendo juzgar a nadie porque nadie tiene una vida perfecta. Hay situaciones que ocasionan un gran dolor pero es bueno reconocer que el descontrol de nuestras emociones nunca nos va a conducir a nada bueno. Enfrentar los momentos difíciles con calma y pensar antes de actuar es una tarea difícil pero valiosa, sobre todo para evitar daños que pueden proyectarse toda una vida. Vivir una ruptura, perder a un ser querido, quedarse sin trabajo o enfrentar una injusticia es complicado. Pero cuando estamos en medio de una situación dolorosa, está en las manos de cada uno optar por los pensamientos y sentimientos correctos.
Me gustaría compartir contigo algunos tips bien simples que te pueden ayudar a manejar tus emociones con mayor madurez y eficacia.
1. Date un minuto y medio: cuando una emoción negativa te golpea demora 90 segundos en pasar por tu sistema. Desde el momento en que tu sistema límbico –el conjunto de zonas del cerebro encargadas de regular las emociones– genera la emoción hasta que la reacción química se disipa, pasa un minuto y medio. Reconocer y atrapar tus emociones cuando empiezan a girar en espiral es el primer paso para tener el control de las mismas.
2. Respira profundamente para tranquilizarte: cuando las emociones se apropian de uno, la respiración a menudo también se altera y esto aumenta los sentimientos de estrés y ansiedad. Un ejercicio de respiración te llevará a calmar tu mente y cuerpo.
3. Rebobina por unos segundos: cuando tus emociones te atrapen, da un paso o dos hacia atrás. Preguntate a vos mismo: ¿cómo llegué hasta aquí? Este ejercicio te llevará a reconocer aquello que fácilmente te altera y, al reconocerlo, vas a poder trabajarlo y evitarlo en una ocasión futura.
4. Perdona: tus disparadores emocionales pueden ser tu esposo/a, tu mejor amigo, un familiar, vos mismo o todos los que menciono. Cuando perdonas todo fluye de manera diferente. Te desprendes del resentimiento, los celos o la furia que viven dentro tuyo.
5. Elegí cómo querés reaccionar: esta es la parte más difícil. La forma en que reaccionamos y gestionamos nuestras emociones es un hábito. Por lo tanto, trabaja en elegir una herramienta o práctica diaria que te ayude a vivir con salud emocional.
Las emociones son una parte vital de nuestra vida cotidiana. Seamos conscientes de que los altibajos que experimentamos afectan significativamente nuestro bienestar y el de las personas que nos rodean. Y tomemos una decisión: ¿dejamos que las emociones nos gobiernen o las gobernamos a ellas?
¡La vida es mucho más hermosa cuando tenemos el control!