Por: Gaby Rojas Teasdale
Presidenta de la Fundación Transformación Paraguay.
@gabyteasdale
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Hace unos días escuchaba a un amigo hablar sobre cómo superó una etapa de fuerte estrés que le tocó enfrentar. Una mañana, después de no poder conciliar el sueño a causa de la ansiedad que experimentaba, decidió cambiar algunos de sus hábitos que lo estaban llevando cuesta abajo por otros que lo ayudarían a mejorar su situación. Y uno de los nuevos hábitos que adquirió fue la meditación. Todas las mañanas antes de iniciar su jornada laboral, se tomaba el tiempo para meditar durante 10 minutos, una práctica que repetía todas las noches antes de ir a la cama. Esta simple acción diaria lo llevó a cambiar algo que estaba afectando su vida y sus relaciones de una manera negativa.
La meditación nos ayuda a reconectarnos con nosotros mismos y nos conduce a un descubrimiento de nuestro mundo interior. En la Escuela de Negocios de Harvard recomiendan alrededor de veinte minutos de esta práctica para generar más claridad, perspectiva y enfoque y muchas empresas la están incorporando tras comprobar que ayuda a la concentración y aumenta la productividad.
Mindfulness es un concepto usado en psicología que puede traducirse al español como “atención plena”. Es un estado de atención activa, abierta al presente. Cuando estás atento, observas cuidadosamente tus pensamientos y sentimientos sin juzgarlos como buenos o malos. La atención plena significa vivir en el momento y despertar a tu experiencia actual, en lugar de detenerte en el pasado o anticipar el futuro.
Esta práctica debería conducirnos a identificar aquello que es realmente importante en nuestras vidas, a entender mejor las diferentes situaciones que atravesamos y, por ende, a responder de una manera creativa y efectiva.
El cultivo del Mindfulness tiene sus raíces en el budismo, pero la mayoría de las religiones incluyen algún tipo de técnica de oración o meditación que ayuda a alejar los pensamientos de las preocupaciones habituales hacia una apreciación del momento y una perspectiva más amplia de la vida.
El profesor emérito Jon Kabat-Zinn, fundador y ex director de la Clínica de Reducción del Estrés en el Centro Médico de la Universidad de Massachusetts, ayudó a llevar la práctica de la meditación consciente a la medicina convencional y demostró que la práctica de la atención plena puede mejorar tanto síntomas físicos como psicológicos. Además produce cambios positivos en la salud, actitudes y comportamientos. Algunos de estos beneficios son:
* Mejora el bienestar: nos lleva a saborear los placeres de la vida a medida que ocurren, a participar plenamente en las actividades del aquí y ahora, crea una mayor capacidad para hacer frente a los eventos adversos y definitivamente nos lleva a conexiones profundas con los demás.
* Mejora la salud física: nos ayuda a aliviar el estrés, tratar las enfermedades del corazón, disminuir la presión arterial, reducir el dolor crónico, mejorar el sueño y aliviar las dificultades gastrointestinales.
* Mejora la salud mental: en los últimos años, los psicoterapeutas han recurrido a la meditación consciente como un elemento importante en el tratamiento de una serie de problemas, entre los que se incluyen depresión, abuso de sustancias, trastornos de la alimentación, conflictos de pareja, trastornos de ansiedad y trastorno obsesivo-compulsivo.
En el mundo actual, con cambios constantes y al ritmo acelerado en el que vivimos, debemos entender la importancia de tomarnos una pausa para meditar y lograr esa atención plena que nos conducirá a trabajar en pensamientos y acciones más equilibradas y controladas pero, sobre todo, que nos llevará a encontrar serenidad y paz interior.
Escucharnos a nosotros mismos nos hace bien.