La conservación de aves y la reintroducción de ciertas especies que se consideran extintas en el país es la misión que abraza Asora Paraguay, un proyecto que apuesta a devolver al paisaje de las zonas urbanas el canto y colorido plumaje de los guacamayos.
La costumbre de reunirse a tomar tereré bajo la sombra de un mango podría convertirse en un momento aún más placentero, si esta tradición fuera acompañada del canto de aves tropicales y de los vibrantes colores del plumaje de una familia de guacamayos en libertad. Pensar que se podría vivir esta experiencia en un área urbana parece difícil. Sin embargo, desde el proyecto Asora Paraguay afirman que es totalmente viable.
Gustavo Espínola, coordinador de Asora Paraguay.
La Asociación de Ornitófilos y Afines del Paraguay, con sede en Luque, tiene la meta de repoblar la ciudad de estas emblemáticas y carismáticas aves, de la mano de un proyecto coordinado por Gustavo Espínola.
“Este es un proyecto de conservación de aves nativas ex situ para mantener la supervivencia de ciertas especies, eso significa que nosotros trabajamos con estas aves en cautiverio, pero el objetivo final es llegar a liberarlas”, explicó Gustavo.
Asora inició sus actividades hace 14 años, buscando una solución para numerosas aves que se encontraban como mascotas en nuestro país. Según Gustavo, los paraguayos son muy apegados al mascoterismo, y como ciertas especies se adaptan bastante bien a la convivencia con los humanos, la práctica sigue extendiéndose.
“Siempre le pregunto a la gente por qué tiene un loro. Algunos refieren que los rescataron del mercado donde llevaban una muy mala vida, pero increíblemente ese loro del mercado, “rescatado”, va a la jaula de la casa, donde no siempre el cuidado es mejor”, indicó.
Lo que está pasando con los animales silvestres en nuestro país es muy grave, advirtió Gustavo. “El guacamayo azul ya se extinguió en nuestro país y pareciera que nadie le da importancia a este tema.
Por ello, nuestro objetivo actual y en fase de implementación es la cría de los primeros guacamayos azules en cautiverio. Contamos con tres parejas de estos ejemplares para intentar reintroducir esta especie en nuestro país”, indicó.
También están poniendo mucho énfasis en la parte de educación ambiental, que consideran la base de todo el proyecto de conservación, ya que de nada serviría emplear técnicas y prácticas de cría, si al liberarlos en la ciudad se los persigue para cazarlos.
“Estamos formando la base de nuestra población, buscando el empoderamiento de la gente, para que nosotros trabajemos en lo técnico, que sería la cría para su posterior liberación y los ciudadanos cuiden de ellos. Creemos que nos llevará unos cinco años para que los primeros guacamayos estén volando libremente en nuestra ciudad. Muchos se preguntan si es posible esto, y nosotros decimos que sí. Ya se hizo en Caracas, Venezuela, y en Campo Grande, Brasil, donde incluso ya es un atractivo turístico. Luque, Asunción y el área de Central tienen muchos árboles con frutos o semillas en cada época de año, con lo cual es posible que se alimenten, se aclimaten y sobrevivan en la ciudad. Por eso queremos introducir estas aves y que formen parte de nuestro paisaje, como lo fue en otras épocas”, indicó.
Gustavo se especializó en Brasil en la cría de psitácidas que reúne a la familia de los guacamayos, loros y cotorras. Por eso, en el local de Asora se encuentran principalmente varios ejemplares de este tipo de aves, además de otras nativas como el tucán, chajá, pájaro campana, águilas o pavos del monte. “No tenemos mucha variedad, primero por el espacio físico, y segundo para no cometer el error de superpoblar. Hay especies que no pueden convivir unas con otras. Por eso mantenemos a unas 200 aves”, explicó.
Un sueño para la asociación es concretar el primer parque de aves del país. Para hacerlo realidad ya cuentan con un terreno cedido por la Municipalidad de Luque de 7 hectáreas sobre la ruta Luque-San Bernardino. “En ese predio podríamos trabajar con más especies nativas y armar a cada una su espacio, lo más parecido posible a su hábitat natural ”, agregó Gustavo.
Dentro del plan de empoderamiento de la población, se están formando voluntarios y guías ambientales. “Gracias al apoyo que nos brinda el intendente de Luque, Carlos Echeverría, encaramos un proyecto piloto con treinta escuelas, las más carenciadas de Luque, para formar a los niños, como voluntarios de Asora. Ellos ya tienen en la mente la función que van a cumplir en el futuro. Cuando logremos criar y liberar las aves, ellos van a ser sus protectores hasta que se aclimaten. Esperamos replicar esto en más instituciones educativas”, dijo.
También están en conversación permanente con la Secretaría del Medioambiente, institución con la cual han renovado convenios sobre manejos de aves y con la cual desarrollan conjuntamente el taller de educación ambiental con niños. Esta actividad fue declarada de interés educativo por resolución del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC).
El local de Asora está abierto a recibir a todas las personas interesadas en conocer la realidad de las aves. “No somos lugar de esparcimiento, somos un proyecto de conservación. Entonces damos la bienvenida a las personas interesadas en conocer qué está pasando con nuestras aves, por qué se están extinguiendo. Los visitantes son recibidos por un guía ambiental y el recorrido tiene varias etapas: la presentación con un video que plantea la problemática de las aves, luego un recorrido por el recinto aviario –que es considerado el más grande del Paraguay–, donde los visitantes pueden contemplar el vuelo de estos ejemplares y el ingreso a la Casita del Árbol con mirador de aves, que es bastante peculiar”, comentó.
Los visitantes deben aportar G. 20 mil para el ingreso, dinero que se destina al sustento del proyecto, ya que prácticamente no tienen apoyo financiero y requieren sumar recursos para ampliar el proyecto.
“Nosotros consideramos que el guacamayo azul –el más grande del mundo– está extinto en Paraguay. No así en Brasil y Bolivia donde existe menos presión en la zona del Pantanal. Hay gente que nos reporta que vio una, dos o tres parejas, pero 6 ejemplares no determinan una población que garantice su subsistencia. En nuestro país también entraron en peligro de extinción el guacamayo rojo y el amarillo. Por eso pedimos a la gente que nos acompañe, que nos ayuden a lograr este gran sueño de devolverlos a la naturaleza”, enfatizó.
A los dueños de mascotas, Asora también les brinda el asesoramiento y apoyo en la difícil tarea de criar y cuidar aves. “Tenemos interés en conocer a todas las personas que poseen aves, y que buscan su reproducción y el sostenimiento de las distintas especies, asesorándolos en el cuidado, alimentación, prevención de enfermedades, recreación de su hábitat, las cuales son las condiciones principales para lograr que las mascotas estén cómodas y se desenvuelvan naturalmente”, sostuvo.