A través de sus programas, la Secretaría de Acción Social (SAS), ha cumplido un rol fundamental en la reducción de la pobreza. Pero además se introdujeron varias innovaciones que generaron capacidades en grupos vulnerables, mejoran la calidad de vida y posicionan al país como un referente en el área social.
Cuando a Héctor Cárdenas le tocó asumir como ministro de la SAS en el 2013, esta institución no le era desconocida. Años atrás, entre el 2001 y el 2005 tuvo contacto directo con varios programas hasta hoy vigentes, incluso con uno de los más emblemáticos, Tekoporã, del que llegó a ser coordinador nacional.
Luego, aunque permaneció ocho años fuera de la SAS, el vínculo continuó a través del Gabinete Social de la Presidencia de la República del cual formó parte. Finalmente, cuando retornó en calidad de ministro secretario ejecutivo de la SAS, su meta era avanzar con los programas existentes en cuanto a su cobertura, innovar y poner en marcha nuevos desafíos como la certificación internacional para el programa Tekoporã, la primera del Mercosur y la segunda de Latinoamérica. En esta entrevista concedida a FOCO revela los logros de su gestión.

¿Cuál era la expectativa al ingresar a la SAS en el 2013?

Mi idea era potenciar algunos programas y plantear nuevos. Para ello, tuve todo el apoyo del presidente Horacio Cartes desde los inicios. Hace unos meses, cuando pedí la lista de ministros de la SAS me di cuenta que soy el ministro que más tiempo estuvo, y aparentemente, seré el primero en terminar el período de gobierno. En este tiempo, tuvimos incidencias importantes en términos de cobertura de los programas, creamos programas nuevos, depuramos y ampliamos otros, avanzamos en el tema de calidad y tenemos certificaciones internacionales como la ISO 9001, además de la certificación ISO 14000. Somos la primera institución pública en llegar a la calificación 5 en el MECIP (Modelo Estándar de Control Interno del Paraguay) hace tres años y nos mantenemos liderando el ranking, algo que demuestra como hemos trabajado.

¿Cuál cree serias el principal logro?

En términos de cobertura, se dieron pasos enormes, agigantados. También avanzamos en temas de calidad. Somos la institución que mejor ejecución tiene y que más ahorro tiene, cosas que tienen que ver con la calidad, es decir no es gastar por gastar sino gastar bien. Por otro lado, la instrucción del presidente era trabajar por el saneamiento de la institución, la trasparencia y lucha contra la corrupción, y ese fue el sello que le dimos con esta administración. De hecho tenemos ahorros que cada año los devolvemos al tesoro o los reinvertimos en programas nuevos que vamos creando.

¿Podría comentarnos cuál es el programa más emblemático de la SAS?

El más grande, y que logró trascender cuatro gobiernos es el programa Tekoporã. Si hablamos de distritos, pasamos de 86 a 254 y hoy estamos en el 100% de los distritos del país. Triplicamos la cobertura a nivel de distritos, a nivel de familias prácticamente duplicamos la cantidad dentro del programa, pasando de 80.000 a 150.000 familias. Dentro del mismo, creamos módulos específicos para ciertos grupos vulnerables como indígenas, que al asumir tenían una cobertura de solo el 3% a nivel nacional y hace tres semanas llegamos a una cobertura del 100%. Ese fue un salto extraordinario. Otro grupo vulnerable es el de personas con discapacidad y sus familias. En particular se puso énfasis en la discapacidad severa que requiere que un adulto deje de ingresar recursos a esa familia -que de por si tiene necesidades- para dedicarse al cuidado del enfermo. Unas 20.000 familias que afrontan esta realidad están incluidas en el programa.

¿Qué impacto tuvo este programa?

Tekoporã se convirtió en un programa de referencia. Vinieron a interiorizarse del mismo de África, países centroamericanos y, el año pasado, me tocó estar en la India comentando la experiencia de la inclusión financiera de los beneficiarios del programa a los que pagamos con billetera electrónica. Esta modalidad permitió un crecimiento sin precedente, llegando inclusive a comunidades indígenas distantes a 900 km de la capital y otras zonas alejadas. De esta forma se acercó a la gente facilidades para cobrar el subsidio de Tekoporã. La otra modalidad de pago es por tarjetas de débito, que tienen un impacto enorme en la economía local. Antes algunos pobladores debían gastar entre 60 mil y 100 mil guaraníes en transporte para poder cobrar el subsidio. Se incrementaron los negocios con terminales POS para tarjetas en el interior del país y prácticamente el 90% de los recursos comenzaron a quedar en cada distrito. Entonces el impacto que tiene Tekoporã se ve en la dinamización de la economía local.

¿De qué manera es visto Tekoporã?

Es uno de los programas sociales más evaluados que tiene el país no sólo por la SAS desde sus inicios, sino que tenemos varias evaluaciones hechas por organismos internacionales como FAO, PNUD, UNICEF, el BID. En una entrevista a un alto funcionario del BID publicada en un medio local, fue destacado el impacto que tiene Tekoporã en la vida de las familias y en la reducción de pobreza. Hace tres semanas un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) también destacó el impacto en la mejora de calidad de vida y en la reducción de la pobreza.

¿Cuál es el programa nuevo?

El programa nuevo, planteado con este gobierno desde el 2014, es Tenonderã, cuyo propio nombre tiene un significado: “El siguiente paso”. Está dirigido a familias que están terminando su ciclo dentro de Tekoporã que tiene una cantidad de años determinados, no como en otros países en los que el subsidio es permanente. Entonces Tenonderã se convierte en una puerta de salida de esa familia que está dentro de la protección de un programa. Lo que se pretende es dar a las familias elementos, capacidades técnicas e inclusive un pequeño capital semilla para que puedan generar un emprendimiento o negocio con la ayuda de asesores que evalúan la pertinencia del proyecto. Consideramos que la única forma sostenible de salir de la pobreza es que la familias tengan capacidades de generar ingresos de forma autónoma. Tratar de quitar a las familias de la pobreza solo con subsidios puede ser inclusive peligroso. Eso lo teníamos muy claro y por eso este gobierno planteó este programa.

¿Cómo cambia la vida de las familias?

Cuando se hace un análisis de la disminución de pobreza, Tekoporã sale como uno de los grandes aportantes a esa reducción. Pero a mí me gustaría puntualizar que de por sí el objetivo de Tekoporã es dar a las familias accesos a ciertos servicios. Si bien la transferencia de dinero es necesaria para las familias con carencias, lo más importante es lo que conseguimos con esas transferencias, como un elemento motivador de acceso a otros servicios como salud y alimentación. La corresponsabilidad que tienen las familias dentro de Tekoporã es que los niños en edad escolar deben ir a la escuela, es una suerte de condicionalidad que tiene la familia para seguir con el programa. También los niños tienen que tener las vacunas al día, y si las mujeres están embarazadas tienen que tener al menos cuatro controles durante el embarazo. Eso tiene efectos directos y está documentado por las diferentes evaluaciones en estos 13 años de vigencia del programa Tekoporã.

¿Cómo se trabajó con los asentamientos?

A través de Tekoha que es un programa de regularización de asentamientos ejecutado en coordinación con la Senavitat. Aquí primó la transparencia y hoy ya no se compran asentamientos por listas de nombres, sino que comprobamos que exista una necesidad real. Se hizo un gran trabajo, teniendo en cuenta que en 12 años se regularizaron tierras de 11.000 familias y nosotros estamos llegando a 26.000 en cuatro años y medio de gestión. El efecto de esto es que las familias tengan el último paso, que es el título de la vivienda. Unas 9.000 familias de asentamientos, hoy tienen vivienda construidas por Senavitat. Nuestro aporte es el terreno, el lugar físico donde la Senavitat construye las viviendas. Así esos asentamientos dejan de ser villas y se convierten en barrios con todos los servicios básicos, como luz, agua, saneamiento, empedrados y espacios públicos.

¿El Programa Comedores qué alcance tuvo?

¿Cómo se manejó la asistencia a los pescadores?

El Programa de Asistencia a Pescadores, que consiste en la entrega de subsidios en época de veda, tuvo una importante depuración. De una lista preliminar de 27.000 personas en el 2013, el año pasado pagamos a un poco más de 3.000. Este era un programa que en su momento se prestó a situaciones que no correspondían porque no todos eran pescadores. Hoy podemos decir que estamos llegando a los pescadores genuinos. Esos recursos se reincorporaron para ampliar otros programas, como por ejemplo, el de subsidios para poblaciones indígenas o comedores.

¿El Microseguro social fue otra innovación?

Si, para nosotros lo más importante es tener impacto en la vida de la gente. Por ello incorporamos esta experiencia muy novedosa que es el microseguro social. Se trata de un dispositivo financiero que generalmente tenemos las personas que no estamos en situación de pobreza para cuidar nuestros activos. En el caso de personas en situación de pobreza, sería para tener activos en situaciones especiales, como por ejemplo, el fallecimiento de un familiar, que lleva a muchos a empeñar o mal vender lo poco que tienen ante una situación de urgencia. Los beneficiarios son familias que están dentro de Tekoporã. Iniciamos esta experiencia en tres departamentos y hoy estamos en seis: Concepción, San Pedro, Caaguazú, Caazapá, Paraguarí y Guairá. Nos invitaron de países de la región para contar la experiencia que muestran cómo la innovación se puede incorporar al área social y que no es algo exclusivo del ámbito económico o el privado.

¿Cree que la continuidad de los programas está garantizada?

Creo muy difícil un cambio total. Tekoporã tiene la fortaleza y el respaldo de muchísimas evaluaciones. No decimos nosotros que buenos somos, lo dice el Banco Mundial, el BID, el PNUD, la UE, entre otros. Por qué se va a tocar un programa que está dando resultados. Por supuesto, siempre los programas tienen espacios para mejorar y eso es lo que esperamos. Si hoy tenemos 7 certificaciones, a la persona y al gobierno que viene no le conviene perderlas. El siguiente paso que tiene que dar la institución y el país es convertir estos programas en sistema de protección social.

¿Cómo sería eso?

Hoy tenemos que firmar acuerdos con Senavitat, con Salud, con Educación, etc., cuando debería ser mandatorio para esas instituciones, porque la gerencia social nos dice que la forma de ser eficientes es que se integren las acciones. Hace 20 años se habla de que la pobreza es multidimensional y multicausal. Y hasta hace poco seguíamos midiendo la pobreza solamente por una metodología que toma en cuenta los ingresos. La SAS fue pionera en plantear una nueva metodología que va en línea con un índice de pobreza multidimensional, porque si la pobreza tiene cinco o diez causas y atacamos dos nomas, no se es eficaz. Varias instituciones en forma coordinada y articulada debemos aterrizar en una familia y territorio para dar una atención integral. La instalación y formalización de un sistema de protección y promoción social, no tiene que ser una cuestión voluntarista, tiene que ser mandatorio o por ley.

¿Un mensaje final?

La pobreza es una “situación”, no una condición. Se suele hablar de la familia pobre y de la persona pobre, pero tenemos que entender que esa situación tiene que ser transitoria. Por supuesto, que el Estado es el máximo garante de la salud, educación, agua, saneamiento, que tiene que seguir avanzando y mejorando estos programas, y plantear un sistema para tener éxito en la lucha y superación de la pobreza. Se pueden hacer buenas cosas en el área social y ser referencia en la región o el mundo con planteamientos como los que estamos haciendo.
Héctor Cárdenas Molinas, Ministro de la Secretaría de Acción Social.

Perfil

  • Es Licenciado en Historia, graduado en la Universidad Nacional de Asunción (UNA).
  • Cursó una Maestría en Políticas Públicas y Sociales en el Join Program de la Universidad Pompeu Fabra de España, y en la Universidad John Hopkins de los Estados Unidos.
  • Cuenta con una amplia trayectoria profesional en diseño y gerencia de políticas públicas y sociales. Lideró un equipo técnico interinstitucional para la elaboración de la Política Pública para el Desarrollo Social del Paraguay, en su rol de Secretario Ejecutivo de la Unidad Técnica del Gabinete Social de la Presidencia de la República.
  • Fue el primer Coordinador Nacional de la implementación del Programa de Transferencias Monetarias Condicionadas del Paraguay denominado “Tekoporã”, de la SAS.
  • Participó de la elaboración de documentos para la definición de Políticas Sociales en Paraguay, como la Estrategia Nacional para la Reducción de la Pobreza y Desigualdad.
  • Cursó diversos programas de posgrado sobre pobreza, política social, desarrollo, teoría política y gerencia social. También dictó clases sobre estos temas.
  • Docente de carreras de grado y maestrías en áreas de diseño y gerencia de políticas públicas y sociales, en la Universidad Nacional de Asunción y universidades privadas.