Ministra de la Secretaría Nacional de la Vivienda y el Hábitat (SENAVITAT)
Gestión con resultados históricos.
Con resultados históricos en su gestión al frente de la Senavitat, la Ing. Soledad Núñez asegura que más allá de cifras y números, lo importante es haber instalado una mirada diferente a la problemática de la vivienda en el país, en la cual se trasciende del hecho de entregar unidades habitacionales, para construir un nuevo modelo de ciudad que garantice calidad de vida a sus ciudadanos.
La pregunta obligada a quien lidera una institución como la Senavitat sería la cifra de viviendas entregadas. La ministra Soledad Núñez puede brindar esos números, que hablan de su buena gestión, pero cree que la pregunta central debería apuntar a conocer cuál es el tipo de ciudad que queremos construir para el país. Esto es, porque la Senavitat debe ser comprendida como una institución que trasciende y va mucho más allá de la vivienda.
Soledad, cuyo liderazgo incluso fue reconocido a nivel internacional, brindó a FOCO un balance de su gestión e insistió en que los resultados grandes y ambiciosos se pueden lograr trabajando con integridad y dedicación, pero principalmente con una mirada a futuro.
¿Cómo evalúa la situación de la vivienda en Paraguay?
Por un lado, Paraguay presenta grandes desafíos frente a un proceso de urbanización acelerado que se está registrando. Si bien es cierto que es el país menos urbanizado de Sudamérica, y eso nos da la ventaja de ver los aciertos y desaciertos de los otros países en materia de vivienda y hábitat dignos, este es un fenómeno que nos está afectando y tiene consecuencias negativas en la consolidación de periferias urbanas precarias o ciudades mal planificadas. Por eso necesitamos tomar conciencia de esa problemática, y abordarla desde las políticas públicas, orientar los recursos que sean necesarios y generar una sociedad que implique a todos los sectores, porque el sector privado también es fundamental para que se puedan plantear las soluciones, mejores oportunidades y sobre todo condiciones de vida más adecuadas para la gente.
¿Cuál ha sido el enfoque en el tema de las viviendas bajo su gestión?
Que no solamente tomamos en cuenta la vivienda -si bien es el elemento estructurador de la ciudad- cuando hablamos de un hábitat digno, de protección y de seguridad. Si una vivienda está mal ubicada, no tiene acceso a servicios básicos o de calidad, si está en un contexto de mala planificación urbana, eso tiene su incidencia en la calidad de vida de la gente. La histórica debilidad en materia de política de vivienda y hábitat que tuvo el Paraguay hace que esto sea un desafío grande para todos. En esa línea es que estamos desarrollando la Primera Política Nacional de Vivienda y Hábitat en el país, un documento que busca que todos los sectores tomen conciencia, queriendo que esto sea de manera participativa y proyectando políticas que trasciendan administraciones. Si no se tiene un mirada integral, sistémica, continua y no se consolidan los programas y los planes para el acceso a un hábitat y vivienda adecuada, difícilmente vamos a poder dar una respuesta al ritmo que se necesita y a la escala que requiere este país.
¿Este documento se presentó recientemente?
Si, está en una etapa de socialización. Queremos que todos los sectores puedan participar, evaluar y hacer sugerencias, para construir una política pública que permita consolidar la respuesta y tener un norte claro hacia donde va el país.
¿Cree que la Senavitat está cobrando mayor relevancia?
Creo que antes pocos conocían la Senavitat, era una institución que pasaba desapercibida. Hoy en día, me animo a decir que hay muy poca gente que no la conoce, no solamente por los resultados sino porque la demanda va generando mayor interés en una población mayoritariamente joven que sigue inmigrando del campo a la ciudad, con todo un eje y un sistema de ciudades intermedias que van fortaleciendo. Toda la dinámica territorial del Paraguay está cambiando, y cuando hablamos del territorio, hablamos de las ciudades y si hablamos de las ciudades, hablamos del elemento principal estructurador de la ciudad, que es la vivienda. Ese tiene que ser el análisis, y nosotros lo tuvimos claro desde un principio. No solamente trabajamos en estos últimos años en entregar viviendas -que sería un indicador cuantitativo- sino en mejorar sustancialmente lo cualitativo. La calidad en sí de la vivienda, su buena localización, que respondan a un plan de ordenamiento territorial, a un plan de desarrollo urbano, que estén construidas con criterios de sostenibilidad, sustentabilidad, de garantizar oportunidades para todos.
¿Dónde se siente más esa falta de planificación?
Paraguay tiene una concentración de la población en la capital o el área metropolitana y Ciudad del Este donde las ciudades se mezclan entre sí. El resto del país tiene ciudades donde su delimitación urbana está muy clara y no se mezclan con otras. Incluso en Encarnación, si bien tiene Cambyretá al lado y un par de ciudades más, todavía es un sistema muy pequeño. El 33% de la población se concentra en Asunción y el área metropolitana a diferencia de otros países que han crecido con una planificacion territorial mucho más equilibrada. Paraguay tiene esa particularidad de que se concentra en esas zonas. Por ende se concentra la demanda en viviendas y servicios básicos transporte público y todo lo que tenga que ver con la vida en la ciudad.
¿Todo el interior del país está ajeno a esta realidad?
Tuvimos un fenómeno interesante en la última década de algunas ciudades que para la escala de Paraguay podríamos denominarlas intermedias que registraron un salto importante en el crecimiento demográfico y económico como Santa Rosa del Aguaray o San Juan Nepomuceno. Pero estas ciudades están creciendo en un contexto de debilidad institucional, porque los gobiernos locales no tienen la capacidad técnica o recursos para ordenar ese crecimiento. Y eso va marcando una hoja de ruta que reproduce el modelo de ciudad caótica, sin planificación, donde después todos somos testigos de las consecuencias de no haber pensado la ciudad desde el vamos. Esto también enfatiza esta Política Nacional de Vivienda, en poner foco en esas ciudades y trabajar desde el gobierno central para fortalecer las capacidades a nivel local y también articular acciones entre los ministerios e instituciones para prepararlas mejor, ya que definitivamente seguirán siendo polos de atracción de la migración rural, y seguirán creciendo a un ritmo acelerado.
Estos nuevos centro urbanos seguro generan numerosas oportunidades ¿El sector empresarial acompaña este crecimiento?
Siempre tenemos el desafío de articular mejor las acciones entre lo público y privado, principalmente porque a veces existe mucha desconfianza entre sectores. Debemos recomponer las redes y los lazos de confianza, para que el trabajo en conjunto sea más llevadero y se traduzcan en resultados mucho más concretos. Vemos a un sector privado más preocupado y consciente por los cambios que se necesitan y el rol protagónico que juegan en la sociedad. Pero además, cuando hablamos de repensar las ciudades, planificándolas, diseñándolas mejor, reviendo sus mecanismos de financiamiento y con un enfoque de desarrollo sostenible, se crea valor para el sector privado y tienen un impacto directo en la economía.
¿Estas ciudades caóticas qué impacto tienen?
Este modelo de ciudad, que se extiende horizontalmente en Paraguay, impacta en costos más elevados para la provisión de servicios básicos. Una ciudad que se extiende horizontalmente necesita más escuelas, transportes públicos, más metros lineales de alcantarillados y sanitarios, más de extendido de red de energía eléctrica, etc. Nosotros estamos entrando en una etapa en donde estamos tomando conciencia como país de que no podemos seguir creciendo de esta manera espontánea, caótica y sin planificación. Esto requiere de una mirada a largo plazo, con rigor técnico, de capacidad instalada, y eso representa la Primera Política Nacional de Vivienda y Hábitat.
¿El barrio San Francisco replica un poco ese nuevo enfoque?
El barrio San Francisco fue una respuesta concreta a un problema de décadas para la capital, que es la ocupación constante, espontánea e informal del territorio del río, y que se puede visibilizar en la realidad de los bañados de la Chacarita y todos los barrios que recorren, de norte a sur, la ribera del río. Esta problemática se la encaró con una mirada integral, no solo de vivienda, sino de desarrollo social en el que se articularon las políticas públicas para lograr mejorar la calidad de vida. El objetivo no era cortar la cintita de inauguración y entregar las 1.000 viviendas. Para quebrar ese círculo de pobreza, de exclusión social, el estado de vulnerabilidad, se llevó a cabo una articulación efectiva en una plataforma que para nosotros es la ciudad, el barrio o el territorio. Fue la mirada que definitivamente representa algo bien concreto, donde se evidencia esta nueva perspectiva.
¿Qué rescata como positivo de su gestión?
Primero, las respuestas concretas en materia de vivienda y hábitat que se evidencian con la cantidad de viviendas entregadas. Estamos llegando a más de 30 mil viviendas en todo el país, con más de 7.000 en ejecución, con lo cual podríamos hablar de casi 40 mil viviendas gestionadas en este período de gobierno. Es una cifra inédita y me animo a decir que muchos creíamos que no iba a ser posible o al menos que iba a ser difícil. Entonces rompimos y desafiamos paradigmas instalados, la inercia institucional, las creencias asumidas, y demostramos resultados que tienen un significado más grande: la transformación de vida de mucha gente. En segundo lugar, el cambio de la mirada. Los resultados son importantes, pero es primordial construir políticas de Estado con una convicción de lo debe ser una ciudad o un territorio, transcendiendo el hecho de entregar viviendas.
Internamente en la Senavitat, ¿qué cambios se introdujeron?
Creo que fue un logro y un avance significativo de esta administración las mejoras en la gestión institucional. Si bien queda mucho por hacer, se ha transformado esta institución en el sentido de la eficacia de gestión del talento humano. Hoy tenemos funcionarios 100% comprometidos con la realidad del país, con el objetivo de brindar mejores condiciones de vida a la gente. Insisto, quedan todavía cuestiones por superar, pero logramos reducciones significativas en el uso de recursos, mayor transparencia y eficiencia, y todo lo que tiene que ver con el fortalecimiento institucional que es lo que sienta las bases, para seguir creciendo.
¿Planes a nivel institucional?
Institucionalmente vamos a dejar una serie de proyectos en cartera para que la siguiente administración pueda replicar modelos como el del barrio San Francisco. Estamos trabajando en más de diez cabeceras departamentales. Y la lista incluye la transformación de los bañados Norte y Sur, que nos llevó un año y medio trabajar en el proyecto ejecutivo. Cuando yo ingresé, recibí información difícil de gestionar, porque no estaba ordenada o los datos no coincidían. Era una institución tremendamente débil en todos los aspectos y costó ponerla en funcionamiento. Eso nos hizo tomar conciencia de la responsabilidad para con las futuras administraciones, porque ojalá a quien le toque liderar las políticas de vivienda y hábitat, le pueda ir mil veces mejor de lo que nos fue a nosotros, porque así el Paraguay avanza. Nosotros hemos generado las condiciones para que el siguiente tomador de decisiones tenga todas las herramientas a su alcance, para duplicar o triplicar resultados.
¿A nivel personal?
A título personal no tengo definido lo que voy a hacer. Siempre pensar en el futuro es difícil, pero definitivamente en el lugar donde me encuentre, sea en el sector privado, público, o la sociedad civil voy a seguir trabajando en lo que me motiva y me entusiasma que es el poder aportar para un país mejor.
¿No le desagrada la idea de continuar en el sector público?
Yo descubrí una vocación en el sector público, que no la conocía. Me había tocado trabajar por el país desde el sector de la sociedad civil y también desde el sector privado. Esta fue mi primera incursión en el sector público y estoy convencida de que se necesita de más profesionales y ciudadanos comprometidos con la gestión pública. Esto implica animarnos a dar ese paso para trabajar desde adentro de las instituciones y poder cambiar el país. Cuando me tocó tomar la decisión de aceptar la propuesta que me había hecho el Presidente, todo el mundo me recomendó que no acepte, que iba a ser difícil, que me iba a quemar, que iba a ganar enemigos, que la burocracia no era fácil de administrar y todas las excusas que uno se puede imaginar. Pero yo sentía que iba ser una gran incoherencia, teniendo en cuenta que siempre fui una ciudadana activa, crítica que exigía respuestas al Estado. Debía elegir entre ser espectadora o jugar el partido. Entonces sentí en lo profundo que valía la pena intentar, por más que existía el riesgo de fracasar y creo que valió la pena el intento.
¿Un mensaje final?
La clave es que mantengamos viva la esperanza, porque es el motor de desarrollo de un país. Y la esperanza es finalmente poder creer en el otro. Tenemos muchísimos desafíos en el Paraguay, pero no nos queda otra, que intentar y volver a creer en el otro, para poder transformar nuestro país.
PERFIL
Ing. María Soledad Núñez Méndez.
Ingeniera Civil por la Universidad Nacional de Asunción.
Posgrado en Gestión y Dirección de Proyectos por la Universidad Politécnica de Madrid.
Egresada del curso de Liderazgo para la Competitividad Global por la Universidad de Georgetown de Estados Unidos.
Fue Coordinadora del Plan Nacional de Reducción de la Pobreza en zonas urbanas y rurales liderando la estrategia de focalización territorial desde la Secretaría Técnica de Planificación para el
Desarrollo Económico y Social.
Ex Directora Nacional de la organización TECHO en Paraguay
Ex docente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Asunción.
Participó como disertante y expositora en varios seminarios, congresos y eventos a nivel nacional e internacional. Entre las que se destacan charlas en la Universidad de Harvard de Boston, Universidad de Chicago y la Universidad de Georgetown en Washington.
Fue miembro del primer Equipo Nacional Estrategia País, espacio promovido por el Presidente de la República para instalar el diálogo social como herramienta para la superación de la pobreza en el país.
Presidió MINURVI, plataforma de coordinación y cooperación intergubernamental de Ministros y Altas Autoridades de Vivienda y Urbanismo de América Latina y el Caribe.
Fue reconocida como Joven Líder Global a nivel Mundial por el Foro Económico Mundial.