Premio Nacional de Literatura 2010, narradora incansable, fuertemente cuestionada por la crítica, pero dueña de la “escritura chilena más universal”, Isabel Allende aborda temáticas relativas a la mujer, la memoria, el imaginario latinoamericano y su propia biografía. Autora de libros emblemáticos como “La casa de los espíritus” (1982), “De amor y de sombra” (1984), “Eva Luna” (1987), “El plan infinito” (1991), “Paula” (1994) y “Retrato en sepia”(2000), entre otros.
“La felicidad que se vive deriva del amor que se da”.
“El corazón se quiebra como un vaso, a veces con una partidura silenciosa y otras estallando en añicos”.
“El afecto es como la luz del mediodía y no necesita la presencia del otro para manifestarse. La separación entre los seres también es ilusoria, puesto que todo está unido en el universo”.
“El amor nos vuelve buenos. No importa a quién amemos, tampoco importa ser correspondidos o si la relación es duradera. Basta la experiencia de amar, eso nos transforma”.
“Nadie puede pertenecer jamás a otro… El amor es un contrato libre que se inicia en un chispazo y puede concluir del mismo modo”.
“La felicidad que se vive deriva del amor que se da, y más tarde ese amor será la felicidad de uno mismo”.
“La lectura es como mirar a través de varias ventanas que se abren a un paisaje infinito. Para mí la vida sin leer sería como estar en prisión, sería como si mi espíritu estuviera en una camisa de fuerza. La vida sería un lugar oscuro y estrecho”.
“La felicidad no es exuberante ni bulliciosa, como el placer o la alegría. Es silenciosa, tranquila, suave, es un estado interno de satisfacción que empieza por amarse a sí mismo”.