Las niñas tienen el poder de generar cambios positivos para el país, y para ello, sólo necesitan una oportunidad. Crear espacios donde puedan aprender, liderar, decidir y prosperar, son ejes del trabajo de la organización Plan International, cuyo anhelo es desarrollar el potencial de toda la población joven, y en particular de las niñas y adolescentes mujeres.
Talento que vale oro. “En Paraguay hay un gran tesoro que todavía no lo han descubierto. Es el poder de las niñas, que no solamente va a levantar la vida de ellas, sino que traerá mejoras para todo el país”, afirmó Mariella Greco, directora país de Plan International, la organización independiente humanitaria y de desarrollo que promueve los derechos de la Niñez y la Igualdad de las Niñas.
La estrategia global 2017-2022 de esta ONG tiene por objetivo cambiar la vida de 100 millones de niñas y adolescentes mujeres en el mundo, entre ellas 1.400.000 de niñas y adolescentes mujeres en Paraguay. El segmento de las niñas es donde se ve mayores violaciones a los derechos de la niñez.
Mariella lleva 22 años trabajando para Plan International. Inició su carrera en Canadá para luego pasar por varios países, como Egipto, China, Nicaragua, Perú y desde el 2014 se encuentra en Paraguay como directora país.
“Venía de Perú, un país que siempre está con amenazas de terremotos o volcanes, y creí que en Paraguay iba a descansar de ese estado de alerta porque aquí no estaría expuesta a ese tipo de fenómenos naturales. Sin embargo, al llegar me encontré con más de 100 mil personas en situación de emergencia, a causa de las inundaciones, y a pocos minutos de mi oficina”, recordó.
Como el agua llegaba hasta los techos de las casas, el equipo de Plan International recorría los bañados de Asunción en pequeñas embarcaciones, donde encontraron numerosas familias padeciendo todo tipo de necesidades. Las autoridades del gobierno estaban respondiendo a la emergencia al igual que ellos. Pero Mariella notó un desconocimiento generalizado de la magnitud del problema en la población general.
“El número de afectados era importante, independientemente de si el país tiene o no una población grande. Era mucha gente y gran cantidad de niños y niñas, viviendo en refugios. Plan International daba respuesta a la emergencia centrándose en centros de protección infantil y en la educación para evitar que pierdan la escolaridad a causa de la situación de emergencia. Entonces, más que la situación en sí, lo que me llamó la atención es que esta realidad casi pasaba desapercibida o se veía como algo natural. Y eso mismo noté en cuanto a la vulneración de los derechos de niñas y niños que sufren violencia en las casas, algo que incluso se toma como normal”, comentó.
Para la directora de Plan International quedó muy claro que en nuestro país, como en la mayoría de los países del mundo, existía un grado de vulneración de derechos y una discriminación extra hacia las niñas por un machismo que muchas veces ni siquiera es consciente en la gente. Expresiones como: “Así nomás es”, revelaban que la violencia era “normal”, parte de la vida de muchos hogares paraguayos. Contra esos pensamientos arraigados decidió arremeter.
“Hay una excelente ley contra el castigo (la Ley del Buen Trato), pero muchos la rechazan cuestionando: “¿Quién es el Estado para decirme cómo debo educar a mis hijos e hijas”, cuando la pregunta debería ser: ¿Cómo puede ser que un adulto que es cinco veces el tamaño de un niño/niña, piensa que puede educarlo/a a los golpes? Estos pensamientos son difíciles de cambiar, pero hay que hacerlo, con presión, esfuerzo y el trabajo articulado. Tenemos excelentes relaciones con varios ministerios con los cuales Plan International trabaja para materializar los cambios. Aunque no es fácil, se avanzó”, afirmó.
Plan International aporta toda la experiencia que recoge a nivel global y la baja a la realidad de cada país, apoyando a los gobiernos en sus planes dirigidos a poblaciones vulnerables, en particular niñez y adolescencia. En Paraguay lo viene haciendo desde 1994 y actualmente trabajan con 400 comunidades para más de 100.000 niñas y niños, apoyando sus derechos desde el nacimiento hasta alcanzar la mayoría de edad y en su juventud. También preparan a los chicos para responder ante la crisis y la adversidad.
“Nuestra sede principal está en Inglaterra y contamos con la riqueza de tener experiencia en 71 países. A nivel global, Plan International moviliza aproximadamente 800 millones de euros al año de fuentes privadas, además de la cooperación de varios países, por ejemplo de España, de la Unión Europea, de Canadá, y de fuentes paraguayas, entre otros. Siguiendo los lineamientos globales que son trabajar por la niñez y la igualdad de derechos de las niñas, vemos qué es lo más crítico para el país en su contexto, porque todo no podemos hacer y la realidad de Egipto es diferente a la de Paraguay”, explicó.
Con sinceridad y preocupación, Mariella refiere que a pesar de que vienen trabajando hace varios años por la niñez y la adolescencia en Paraguay, aún no se ha logrado un impacto suficiente en la situación de las niñas ya que subsiste un trato diferenciado para ellas.
“Muchas niñas paraguayas tienen barreras extras en su cotidianeidad que no viven los varones. Un niño pobre tiene muchos obstáculos frente a él, pero una niña pobre tiene otros adicionales creados por la sociedad, por la discriminación, o creencias. Una niña que va a la escuela, al regresar a su casa, tiene que cuidar a sus hermanos menores, limpiar la casa o ayudar a cocinar. El niño puede jugar, estudiar o descansar, cosas que le permiten buen rendimiento escolar, mientras que la niña tiene que hacer un esfuerzo doble. Una adolescente que queda embarazada, por violencia o por estar con su novio, tiende a ser estigmatizada y a asumir todas las responsabilidades, mientras que el varón puede o no responsabilizarse y continuar su vida sin sobresaltos. Hay muchas situaciones discriminatorias que a una niña le toca vivir y que a los niños no”, sostuvo.
Esta es la razón por la cual Plan International, tomó el año pasado la decisión de establecer una estrategia global con énfasis en las niñas para los próximos 5 años. Y no se trata de descuidar a los niños, sino de trabajar con ambos. “Creemos que será imposible lograr la equidad de género si solamente uno se centra en las niñas, hay que trabajar con los niños y adolescentes para que aprendan una nueva masculinidad, que no se es más hombre ejerciendo el poder sobre la mujer, que ser bruto no es ser valiente, y principalmente que las niñas son igualmente inteligentes y poderosas”, señaló Mariella.
Gradualmente, Plan International aspira cambiar la vida de todas las niñas del Paraguay. Primero prevén impactar positivamente en 40 mil niñas en forma directa e indirectamente a 400 mil; y más adelante, a través de influencia de éstas, llegar a 1.400.000 que sería prácticamente toda la población femenina del país menor de 18 años, incluidas las que están por nacer en el periodo de 5 años.
“Apostamos al máximo posible de la meta, contando con el trabajo articulado con otros actores del Estado y de la sociedad civil. Con la campaña de Plan International “Por ser niña” y otras estrategias, ya tuvimos una recepción positiva, notamos el contagio de la gente que empieza a despertarse y ver ese potencial. Estamos seguros que vamos a poder lograr la articulación que se requiere y que por fin los/as paraguayos y paraguayas se pongan al lado de las niñas para apoyarlas y que puedan cambiar sus vidas y lograr sus sueños”, indicó.
Hay muchas niñas que tienen sueños que ni siquiera se permiten a sí mismas porque les parece imposible. “Con este gran despertar lo que queremos es hacerles ver que si hay sueños, se pueden lograr. Y a la sociedad, mostrarle que solamente si nos ponemos al lado de las niñas, si cambiamos ese chip, las tratamos bien, les damos ánimo, aliento y mensajes positivos, puede cambiar la historia de ellas y del país”, argumentó.
Mariella es muy sensible frente a la situación de las niñas porque ella se considera una persona que tuvo una vida cambiada. “Mi mamá venía de una Italia pobre en la cual no le fue permitido ir a la escuela por ser niña y tuvo que trabajar en la chacra que tenía mi abuela. Mi familia migró a Canadá donde yo nací y tuve la posibilidad de acceder a una educación pública y llevar una vida normal, de clase media, pero con el pensamiento de que podía lograr mis sueños”, dijo con emoción, sobre los mensajes positivos que debemos transmitir y que no cuestan nada ya que no implican presupuesto ni para el Estado ni para la familia.
A lo largo de 24 años en Paraguay, Plan International hizo muchas cosas. “Estamos ahora en 400 comunidades pero hay otras 100 de las que ya salimos porque ya se ha cumplido un ciclo, y la comunidad estaba en mejor condición. Hemos construido muchas aulas -aunque hoy ya no hacemos tanta infraestructura como antes- hemos llevado agua a numerosos puntos del país y realizado muchas capacitaciones. A veces cuesta cambiar ciertos criterios, y en algunos casos vimos como en el afán de proteger a la hija no las dejan ir a un curso de Sinafocal o no las dejan salir solas a reuniones, cuando el problema no está en ser niña, sino en cambiar esa realidad de la violencia, dar seguridad en los caminos o el transporte y no truncar su educación”, sostuvo.
En ocasiones hay bastante trabajo para ganar la confianza de los padres en las comunidades, pero generalmente desde Plan International trabajan estrechamente con las escuelas con directores/as y profesores/as. “Al inicio a varios padres les costó permitir que vayan a los encuentros del movimiento “Por ser niña” en los cuales abarcamos muchos temas como realidad de la niñez, protección infantil, derechos de niños y niñas, sueños y autoestima. El cambio asusta pero con el tiempo valoran el empoderamiento de sus hijas, ese despertar tan lindo e importante. Se vuelven más desenvueltas, hablan con otras chicas y chicos, y generan otros espacios de conciencia”, indicó.
Por eso Mariella siempre insiste en que la sociedad paraguaya debe creer en este oro, en este tesoro que es la igualdad de la niñas. “No hay que tener miedo al empoderamiento de las niñas. No tengo la menor duda que hay oro en ellas, y lo que necesitan es una oportunidad. Crean en ellas y saldrán ganando todos”, sentenció.
“Cuando escucho la historia de la mujer paraguaya después de la Guerra de la Triple Alianza sobre como levantaron el país, a pesar de tantas tragedias, me imagino hasta donde podrían llegar las jóvenes del país si crecen con igualdad de oportunidades, si pueden ir a la escuela, si se saben queridas, protegidas”, reflexionó
Acciones concretas. Amplio es el campo de acción de Plan International en nuestro país, pero hay algunos programas muy emblemáticos. Por ejemplo, el movimiento mundial “Por Ser Niña” liderado por Plan International, es uno de los más extendidos. Busca transformar las relaciones de poder de manera que las niñas de todo el mundo puedan aprender, liderar, decidir y prosperar. La igualdad de género es la meta que ayudará a erradicar la pobreza, creará economías más igualitarias, sociedades más justas y hombres, mujeres, niños y niñas más felices.
Otro programa de la ONG es el de empleo y emprendimiento juvenil Sape´a, co-financiado por la cooperación Española, e implementado junto con el Ministerio de Trabajo, que busca mejorar las condiciones sociales y económicas de 8.000 adolescentes y jóvenes entre 15 y 29 años de los departamentos de Paraguarí, Caaguazú, San Pedro y Guairá. En 2017, beneficiamos a más de 7.600 adolescentes y jóvenes de zonas rurales con acceso a formaciones profesionales para acceder a un trabajo digno o emprender sus propios negocios. En el marco del mismo más de 2.320 jóvenes cuentan con un plan de negocios certificado para emprendimientos juveniles.
Jaku´e “Promoción de la resiliencia mediante la gestión de riesgos de desastres y buenas prácticas sobre protección, educación y medios de vida en Paraguay” es otro proyecto liderado por Plan International junto a COOPI (Cooperazione Internazionale), co-financiado por la Unión Europea, e implementado en articulación y con aval de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) y el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), y en asociación con las municipalidades de Limpio, Lambaré y Villeta.
Jaku’e es un vocablo guaraní que significa “a movernos” y precisamente es un llamado a la acción para enfrentar los riesgos de desastres de manera proactiva, haciendo énfasis en la gestión participativa.
Plan Internacional se estableció en 1937 para proporcionar alimentos, alojamiento y educación a niños y niñas afectados por la guerra civil española, pero en la actualidad trabaja en 71 países de Asia, África y América Latina brindando proyectos que anualmente benefician a 17.1 millones de niñas y 15.5 millones de niños a nivel mundial.

En el mundo

62 millones de niñas en todo el mundo no van la escuela, por motivos de pobreza, conflictos y discriminación.
15 millones de niñas son obligadas a casarse antes de los 18 años.

En Paraguay

20 de 100 nacimientos en mujeres paraguayas son de adolescentes entre 15 a 19 años; 1 tiene menos de 15 años.
2 de los partos diarios registrados en el país corresponden a niñas de 10 a 14 años.
15,5% de los adolescentes y jóvenes no estudia ni trabaja; de este grupo el 74,1% son adolescentes mujeres.
16% de los cargos políticos son ocupados por mujeres. Junto con Brasil, Guatemala y Chile, Paraguay ocupa el cuarto puesto con menor porcentaje de presencia femenina en política.